La importancia de los medios de difusión independientes; a una sección de un programa de streaming dedicado a la música un invitado lleva una selección de cds. Reserva para el final, y definiéndolo como una belleza inconseguible, un disco de un cantautor. Era su cd debut editado por Discos Melopea, el sello de Litto Nebbia, en el año 2002. Al poco tiempo, revolviendo una batea de una disquería en avenida Corrientes, doy con un ejemplar de Levantamientos. El vendedor me pregunta si yo conocía al intérprete porque daba la casualidad que se llamaba igual que él y en ocasiones algunos amigos que visitaban la disquería lo gastaban atribuyéndole el álbum que, por lo visto, llevaba un tiempo allí. Lo compré. Semanas después recibo un mail de uno de los agentes de prensa con los que estoy en contacto. Me pasa una gacetilla y me propone hacer una nota de difusión de un cd recientemente publicado grabado en vivo en el Café Berlín, una de mis salas preferidas de Buenos Aires. El músico y cantante vive en Mendoza por lo que habría que esperar a una nueva visita por aquí para hacer una entrevista personal. No pasó tanto; el escenario fue el porteño bar Los 36 billares. Vino conmigo Axel, el co-conductor del programa en el que escuché su nombre por primera vez y que también hizo su nota para uno de sus canales de contenido.
He aquí Marcelo López.
Tu reciente cd
grabado en el Café Berlín, y que es además el primer registro en vivo que
publicás después de cuatro discos de estudio para Melopea y dos producciones independientes
¿Lo tomás como el cierre de una etapa, una celebración de tu carrera solista o
hay algún otro motivo?
Cuesta mucho venir desde el interior a hacerte un
lugar en ese sitio, en esas fechas, en esos horarios y esperar que más o menos
vaya gente. Yo toqué un miércoles en Café Berlín; el sábado a la noche me llamó
el programador y me dijo “Maestro ¿todo bien? Hay 18 entradas vendidas. Con
esto no podemos abrir; no nos sirve ni a vos ni a mí, ni al lugar”. Yo le dije
“No, no, no. Hay mucha gente que se comprometió a ir, amigos míos de Buenos
Aires de todos estos años …”. Claro, porque es en Devoto a las once de la
noche, un miércoles. ¡Y el frio que hacía! Finalmente, al otro día les dije a
mis conocidos “Che, saquen la entrada porque están viendo la gente que va a
ir”. Y ahí nomás subió; un respiro. Entonces cuando voy allá, que no conocía,
había un grupo que tocaba antes en el primer turno que se llama Nocturno
Baires; recontra repleto. Después hicimos una pequeña prueba de sonido y ahí
nos ofrecieron grabar; podés grabar el ambiente o el multitrack. Ahí al
sonidista, Joaquín Delgado, le dije “Grabalo, grabalo”. Hagámoslo con
multitrack, que tampoco son tantos instrumentos. La verdad que me la pasé pensando
que estuviera todo bien, porque es un trío: piano, bajo y batería. El bajo es
Cesar Franov, que tocó en Spinetta Jade, Los Músicos del Centro, Nebbia. Yo ya había
trabajado con él hacia como 20 años. Y Facundo Guevara en batería, que es
mendocino que viene tocando conmigo desde el 87, 88, y toca con todo el mundo:
Teresa Parodi, Pedro Aznar, tocó con Mercedes Sosa, con Adrián Iaies ahora. Es
un todoterreno porque es percusionista, baterista, es sesionista. Tengo a Jorge
Garacotche de invitado en varios temas, a Daniel Benítez un flautista de
Mendoza que vive acá y allá que es del palo del rock sinfónico, del Espíritu de
Crisalida, todo eso. Esos grupos de rock sinfónico que todavía
están.
Lo presentás
diciendo que venía de tocar con Pablo El Enterrador en Rosario
Que digo “soy su agente de prensa”. Antes del show yo
estaba en un camarín arriba, miraba unas cabecitas. Bajé, y toqué el primer
tema en el piano solo. Ya cuando sentí un aplauso homogéneo dije “Bueno, hay
más de cinco personas”. Cuando me fui al
otro día en el auto, yo vivo en Mendoza pero voy y vengo, me manda Joaquín, el
sonidista, el multitrack al teléfono, sin mezclar ni nada. Hice así y lo
enganché por el bluetooth al teléfono,
imagínate tengo mil kilómetros para escucharlo. Iba con Daniel, el flautista. Y
bien, bien la gente, el público. Pocas pifiadas, que después se pueden arreglar
en la edición, y ya me fui más contento. Y digo “Bueno. Vamos a terminar de dar
la vuelta de esto sacándolo en vivo”. Y una cosa era hacerlo de manera totalmente
independiente y otra cosa es Melopea. Hablé con Litto, y como le gustó mucho la
versión que hicimos de “Sólo se trata de vivir”, que yo lo hago lento y con
otros acordes, aceptó. Es seguir haciendo cosas, amigo. Estamos en la ruta,
estamos bien. Salen algunas cosas, esta puerta abre otra, esta se cierra, se
abre una claraboya, una ventanita sigue, otra no; es eso. Y la verdad que esos
temas que son de distintas épocas; hay temas de hace veinte años, de mi primer
disco con Melopea, Levantamientos de
2002. Hay temas desde ahí que utilicé para decir “Bueno, tengo un trio, bajo,
batería y piano. Un bajo de seis cuerdas que toca que parece un violero. Los
voy a armar en ese sentido a los temas”. No pude sacar todos, pero elegí esos,
que son canciones, baladas. Y cuando me contacto, gracias a las redes, con
Laura Hatton; ella era del grupo Buenos Aires 8, de Flores Negras, era
flautista y corista de Marilina Ross en su mejor época, es la esposa de Rodolfo
Gorosito, me dice “¡Sí, dale! Me encantaría tocar con vos”. Hicimos “Desamores”
y le digo “Ya que estás acá elegite otro tema y lo hacemos”. Y ahí fue que
eligió “Route 66” que quedó muy bien.
O sea que fue
una casualidad que un rato antes del show, en la prueba de sonido, te proponen
si querías grabarlo.
Si. Son cosas que van saliendo en el momento ¿no? Sin
tanta planificación previa. Estuve haciendo una entrevista con el periodista Gustavo
Lutteral, y justo le había hecho una nota a Cesar “Banana” Pueyrredón que ahora
está en una obra de teatro como actor. La
Llamada se llama el espectáculo, y contaba que hacen temas de Whitney
Houston en castellano arreglados para la obra. Entonces contaba que él, que
tiene mucha experiencia en su temática, cómo algunas cosas son desde la
cuestión griega apolíneo y dionisiaco. Apolíneo es “vamos a ver acá, después
vamos a hacer esto”. No te salís ni un ápice de esa ruta, y el dionisiaco es el
que “Bueno, que se yo …”. Que lo mejor es tener una buena mezcla de los dos.
Entonces decía Pueyrredón que en Los Beatles el apolíneo era Paul y el
dionisiaco era John, y en Seru Girán el apolíneo es Pedro y Charly y David los
dionisiacos, que por eso fue la conjunción. Esto va saliendo en el momento, yo
tengo 64 años; mientras pueda hacer cosas que me gusten, que me hagan sentir
bien y que sé que está bien hecho, que no me engaño con eso, uno lo va
haciendo. Por ahí salen otras cosas, por ahí no.
¿Y el recital
entró entero o hubo algún tema que dejaste afuera del disco?
Dejé un tema afuera porque era con la flauta, y hubo
un tema con la entrada y la afinación y no se podía arreglar. Eran piano, voz y
flauta. La canción se llama “Tu presencia”; está en un disquito chiquito que se
llama 7 canciones 7.
El último
tema del disco es “Sólo se trata de vivir”, y es la canción que empezó tu
relación con Litto Nebbia a partir de que vos le haces llegar la grabación de
una versión que hiciste con un arreglo de cuerdas en el Teatro Independencia de
Mendoza el 31 de mayo de1998 ¿Esa versión llegó a salir publicada?
Sí. Salió en Ojos
de mirada oscura, mi disco del año 2010. Traigo la grabación para hacérsela
escuchar a Litto; cuando uno busca ¿no? Estaba la oficina en Jean Jaures y
cuando llego me dicen “Era acá. Ahora sólo están las oficinas. El estudio de
grabación es en Villa Urquiza”. Subte, tren, micro y llegué. Se lo puse con un
par de temas míos y se lo entregué a Mario Sobrino, el técnico de grabación de
Melopea, y me dijo que se lo iba a hacer escuchar. Y la verdad que a los meses
llame al fijo: “Hola, con Mario. Mirá yo estuve …”, “Ah, si si. ¡Muy lindo! Le
encantó a Litto el arreglo que hiciste con un cuarteto de cuerdas”. Yo la
verdad que me quedé bien pago con eso, como “¡Ya ascendí!”. Eso fue grabado en
el Teatro Independencia que es como el Colón de Mendoza. En ese mismo teatro
había una señora que murió, que era manager de Gieco, y estaba en Mendoza
trabajando en ese teatro, y cuando venía el año 1999 que era el cambio de
gobierno me dijo “Mirá, tengo el teatro para que hagas lo que quieras el último
día”. Su gestión terminaba “¿Querés usarlo?”. Un sábado, con sonido, con todo y
le digo “¡Sí, sí! Y le voy a preguntar si quiere compartir la función a Litto
Nebbia”. Me vine acá, llamé. Conseguí los pasajes en avión, el hotel. Estuvimos
dos días, porque íbamos a ensayar ese tema con el cuarteto de cuerdas, “El
bohemio” con un bandoneonista y “La ventana sin cancel” de Melopea. Imaginate, en el afiche en Mendoza decía en igual tamaño
“Litto Nebbia y Marcelo López”. Yo decía “¡No, no lo pongan así!”. Bueno,
hicimos el show ese y Litto me dice “¿Qué vas a hacer con tus temas?” Era el
99, pasó todo el 2000, pasó todo el 2001 y a fines de ese año, en Melopea
habían sufrido un par de robos, y me dice “Es el momento, venite ahora. Lo que
tenés que poner es para recuperar cien discos, que vos los vendés y recuperás
la guita”. Ahí conocí a Fats Fernández, a Cesar Franov que yo lo conocía de
leerlo en los discos, a Quintino Cinalli el baterista, a Patricio Villarejo el
cellista. A varios que iban ahí yendo y viniendo. Y enganché lo que es la identidad
musical de lo que uno quiere hacer; de la manera de componer, la manera de
tocar el piano, la manera de cantar. Por eso fui eligiendo esos temas y los
íbamos tocando uno él, uno yo, uno él, uno yo. Me decía “Mirá, dejá que este lo
toque yo” por el tema “Mis días por vivir”. Me lo limpió bien, ya lo aprendí y
lo seguí tocando así. La búsqueda.
Y justo lo
empiezan a grabar en diciembre de 2001 …
¡Cuando se armó el quilombo! Cuando estábamos allá
vino lo del Corralito y lo de los 250 pesos por semana. Lo terminamos en julio;
lo presentamos en Mendoza y lo presenté acá en Notorious. Toqué varias veces en
Notorious en Callao y Marcelo T. De Alvear, frente a la plaza. Fui ahí porque
estaba mi disco. Había un pianazo.
Estaba la batería de Pocho Lapouble, y había una chica que era la programadora
que se llamaba Mora Juárez, la hija de Manolo Juárez el pianista, y me dio
varias fechas ahí. Fue una vez Litto, estuvo de público. Son caminos … Después
me dieron otras fechas los sábados a las siete de la tarde, entonces había un
show a la noche y otro a las siete de la tarde. Y yo venía y lo hacía. Por ese
lado va empezando la cosa; a veces más, a veces menos. Después, durante un
tiempo, estuve viniendo mucho a un boliche de Flores que se llamaba Criterio.
Arriba en una esquinita; que el tipo tenía una biblioteca popular ahí adentro.
Claudio se llamaba. Siempre esperé como tres o cuatro años para volver a
intentar grabar un disco. Me voy a lo de Litto en Tigre que es donde vive, y le
muestro diez temas, y por ahí quedan seis. “Los otros cuatro maduralos. Para
más adelante”
Vos sabés de
música desde muy chico, ya a los seis años de edad empezás a aprender a tocar
el piano. Supongo que Litto, con quien trabajaste tanto, es uno de tus artistas
admirados del rock de acá ¿A que otros músicos del Rock Argentino seguías?
Pedro y Pablo. Escuché unos discos que había que se
llamaban Voltops que tenían un
volumen 1, volumen 2, volumen 3, que eran un refrito de varios artistas. Había
uno, hoy sería imposible, que tenía en la tapa una chica en bikini. Mi primo me
regaló el disco y el tema 5 del Lado B, o sea el último tema del long play, era
“Tiempo de guitarra” de Pedro y Pablo. No tenía nada que ver con eso. A los
años, 40 años después, lo acompañé a Miguel Cantilo en sus temas y le contaba. Después,
había un disco que se llamaba Los
preferidos de la luna en donde estaban los temas de La Joven Guardia, como
“El extraño de pelo largo”. Y en el 72 aparece Sui Géneris Vida. Quería salir a esconder todos los otros discos, los de
colores, porque me daba vergüenza haber escuchado esa música. Y con un amigo
muy cercano, que después fue tecladista de Los Enanitos Verdes, Tito Dávila se
llama y vive en España, sacábamos los temas con un grabador Aiwa. Con un
cassette adelantábamos, volvíamos, buscábamos en el piano. Lo hacíamos en
conjunto o solos. Muchas, pero muchas horas tratando de sacar un tema, como “El
otro cambio (los que se fueron)”. Temas que tienen su complejidad. Después le
pregunté a Litto “¿Está bien en La bemol menor?”, “Si, está correcto”. (risas).
¡Eran quinientas mil horas de practicar! Y Litto, esto es ya más conceptual,
convoca a Domingo Cura, del folclore, para tocar “Vamos Negro” y “El bohemio”.
Convoca a Norberto Minichillo del jazz. Entonces abre el juego. Rodolfo
Mederos; y por supuesto Spinetta, Charly. Eso es lo que me fue armando. Mi
viejo murió cuando yo tenía 15 años y la que me salvó fue la música, porque
todo esto fue en el inicio del Proceso en el 76. Yo estaba con el bombazo de
haber perdido a mi viejo y me iba a mi pieza, al piano, con una taza de café a
oscuras tipo lúgubre, para sacar (canta) “Nunca dejes de abrirte, no dejes de
reírte, no te cubras de soledad …”, año 77. O 76, al poco tiempo, que escuchaba
“El vino entibia sueños al jadear …” Y el bandoneón; que estoy estudiando ahora
bandoneón. Divino instrumento. Lo hago por esto: porque uno quiere, porque me
gusta ¿Quién me va a mandar, no es cierto? Y tengo un profesor, que nos
juntamos cada 10 o 15 días y me pasa como tutoriales y yo me voy a mi casa y
ahí estudio horas. Por otro lado, en aquella época, escuchábamos King Crimson,
por eso lo de mi tema dedicado a Robert Fripp. Génesis; diez mil años tratando
de sacar “Quinto de quinto” de Vendiendo
Inglaterra por una libra. Entonces jugábamos al futbol, jugábamos a las
figuritas, nos gustaban las minas pero teníamos esto, y tocábamos la guitarra y
el piano.
Y otra
persona fundamental, un par de años después, fue el director y arreglador coral
Damián Sánchez ¿no?
Sí, sí. Fue a verme el otro día a Café Berlín, en la
función de este año en que presentamos el disco. Damián es el director del Coro
de Regatas que yo estuve ahí cuatro años, y el tipo me ordenó, me ordenó
bastante porque compone simple pero redondito, bien armadito. Muchos temas de
Damián los hacia Mercedes Sosa; “Cajita de música”, por ejemplo, que lo hacía
Juan Carlos Baglietto. Y director y arreglador de Los Trovadores, de esto, de
lo otro. Trabaja y vive en Buenos Aires, tiene 80 años y dirige dos o tres
coros. La otra vez se enteró, gracias a las redes, que yo venía y vino a verme
con su mujer y su hija. Fueron allá y le dije “Están invitados” y me dijo “No,
no. Está bien”. Y al final, antes del último tema dije “Quiero dedicarle esta
última canción al Maestro Damián Sánchez que ha venido a verme”. Se paró
saludó. Vinieron a saludarlo después un montón de personas.
¿En la Misa por la Paz y la Justicia de Ariel
Ramírez del año 1981 y que arregló coralmente Damián vos grabaste?
Si, como barítono.
¿Esa fue la
primera grabación profesional que hiciste?
Profesional real sí. Pero ahí como cantante; en
Estudios Ion con el Coro de Regatas. Después en el disco Dicen que aquí nací yo del Coro de Regatas del año 1984 canto
barítono y toco el piano en un par de temas. El director de ese disco era Quito
Figueroa que era el de Los Trovadores de Santa Fé. Grupos vocales como Opus
Cuatro, como el Cuarteto Zupay. Él era el productor, lo grabamos en CBS en la
calle Paraguay, y yo venía para tocar el piano como en cuatro o cinco temas y
empezaron a recortar “No, acá no, acá no, acá no”; porque venía un tema
latinoamericano, una chacarera. Yo en ese momento tenía 23 años y medio que me
enojé porque al fin y al cabo yo toqué un pedacito en dos temas, y después más
grande dije “Mejor haber tocado eso bien tocado figurando en los créditos que
tocar cincuenta temas …” Pero no lo ves en ese momento. Después estuve con
Martes 13, que es mi grupo de adolescencia, y vinimos acá en el 93, 94. Ahí
tenía varios temas míos.
Estaba
viendo: los Enanitos Verdes es una de las bandas más conocidas provenientes de
Mendoza, y vos tuviste relación en los comienzos con el tecladista Tito Dávila
y con el baterista Daniel Piccolo, que fue el productor del disco de Martes 13
¿Ese disco lo grabaron en Mendoza?
Si. En Mendoza y lo terminaos de hacer acá en Polygram
con Pelo Aprile. Trajimos todos los Adat viejos y acá se terminó de mezclar y
masterizar. En Mendoza había salido un cassette blanco y negro, y acá salió con
la tapa, que lo hizo DBN.
Martes 13 fue
una banda que en su momento tuvo repercusión
Si. Tuvo repercusión, sonaban dos temas nuestros muy
fuertes en el programa de Marcelo Tinelli, me acuerdo. Uno era “Esperaba yo por
ti” y una baladita que era mía que se llamaba “Rayuela”. Fuimos a Deportes al toque, el programa que
conducía Quique Wolff en Canal 2, a Feliz
Domingo con Silvio Soldán. Estábamos felices y después nos enteramos que se
grababa, nosotros fuimos y era al otro domingo que salía. Y laburamos bastante,
fuimos a un montón de lugares, y justo salió la película Tango feroz y unos compañeros mendocinos nos mataron con “El amor es más fuerte”. Son amigos, los quiero: Daniel Martín y
Fernando Barrientos, del dúo Orozco-Barrientos. Y veníamos de laburar, éramos
cinco, y vivíamos primero en Villa Insuperable, La Matanza. Para hacer las
notas al centro decíamos “Vamos caminando a la esquina, nos encontramos y vamos
en el 126 hasta la Plaza de Mayo” ¡Un tour, una hora! Después conocimos un
muchacho del que nos hicimos muy amigos, y nos vinimos a Pompeya. Un amigo que
conocimos acá, vivía solo con la madre y nos invitaba a veces a comer. ¡Cinco
éramos nosotros! Unos mastodontes. Y cuando terminó el año, 93, nos dijo
“Queríamos decirles que se vengan acá, mi mamá va a comprar dos camas cuchetas”
Arriba tenían a medio construir una esquina, y mis compañeros sabían más o menos
de enduido, pintura. Nos vinimos, y todos los lunes íbamos al Carrefour con una
guita a comprar comida y todo para cinco. Y ahí nos quedamos casi todo el 94. Ahí
trabajábamos siempre en un boliche que se llamaba Puerto, en Boedo. Y
empezábamos en matinée y terminábamos a la noche. Después tocamos en The Roxy,
Tom Lupo nos llevó a un montón de lugares. Fuimos a Mar del Plata, fuimos a
Uruguay, fuimos a Rosario, fuimos a Bahía Blanca, fuimos a Ramallo en donde
recién estaba empezando La Mosca Tsé Tsé, fuimos a Rojas. Cuando iba terminando el 94, después de la
explosión de la AMIA el ambiente quedó enrarecido y bajó todo muchísimo. Nos
quedamos sin laburo, y sin laburo es no morfar. “¿Qué hago acá si yo tengo casa
en Mendoza, laburo en Mendoza, toco con uno, con otro …?”. Los otros también: había
dos casados y volvieron divorciados. Pegamos la vuelta, y en DBN nos dijeron
que en el 95 íbamos a grabar el segundo disco. Habíamos hablado con Alfredo
Toth en un estudio que se llamaba El Zoológico. Yo le mostré muchos temas míos,
algunos están en Levantamientos como
“Un sábado más” o “Levantamientos” que lo llegamos a hacer con Martes 13, le
tenía mucha fe a esa canción. Y como no nos llamaron vine yo una vez y fui a
DBN y me dijeron “Mirá, viene Jairo, lo va a producir Pedro Aznar y vamos a
apostar todo a eso. Asique acá les damos el contrato”. No anduvo; vos decís vendes 11 000, 10 000
discos, pero para una industria es poco. ¡Una patada en el orto! Si hubiéramos
tenido trabajo acá tocando con otra gente todavía, pero nosotros teníamos que
irnos allá. Yo estaba soltero, mas asentado; económicamente no tenía problemas,
pero los otros cuatro ¿qué querés que hicieran, mirar el techo? Pegamos la vuelta y ahí terminó. Cuando
llegamos allá nos separamos; ahora hemos vuelto a tocar pero tres de los cinco.
Se habían
reunido en 2023
Hicimos 2023, hicimos dos shows en 2024 y hasta ahora
dos presentaciones este año
Todo en
Mendoza
Si. Cuando sale algo, no es que estamos ensayando. Cada
uno tiene su proyecto y cuando sale algo nos juntamos, repasamos los viejos
temas, los del disco y algunos más, y vamos y somos Gardel.
Y esa
historia negra de que les robaron los instrumentos y que por eso se separó
Martes 13 …
Eso fue en el 96 en una sala de ensayo. Nos robaron
dos teclados a mí, dos guitarras, dos bajos y al baterista los platos que son
lo más caro. Entre que ya veníamos medio para abajo y eso … Pero es una
historia real real. Yo estuve mucho tiempo sin instrumento, sin piano. Me costó
bastante. De hecho, eso de 1998 del tema de Litto, yo ya solista, tuve que
salir a pedir a amigos teclados prestados de buena calidad. En ese teatro había
un piano muy bueno, ahora hay un Steinway & Sons gigante de acá hasta la
vereda, peo en ese entonces había otro pianito y cuando yo fui a la tarde
estaba pa´ tras el piano ese. Y yo
tocaba con muchos ahí, no podía tener problemas de afinación. Me fui, como
decirte, a las seis de la tarde a lo de un amigo, Gabriel Correa un gran
pianista, y le digo “¡Por favor, prestame el teclado por esta noche!”, y me
dijo “Tomá, tomá”. Me dio así, me dio los cables, todo. Eso es posta. Fue un
bajonazo.
Y siguiendo
con tu vínculo con integrantes de Enanitos Verdes, en 1992 compartiste un
proyecto instrumental con Felipe Staiti, el guitarrista, que se llamaba El
Ansia.
Si. Me llamó en esa época, 92, 93, el Negro estaba, creo
que todavía está, con Joe Satriani, Steve Vai, Nuno Bettencourt. Justo había salido
el Guitar Legends en los Juegos Olímpicos de Barcelona que habían estado todos
los guitarristas tocando en hilera. Eran Joe Walsh de The Eagles, Satriani,
Steve Vai, Beck, Bueno y hacíamos temas de Rod Stewart todo instrumental. Él,
por ahí, lo volvió a hacer después pero yo ya no estaba. Me gustó mucho eso. Y
Marciano Cantero era compañero mío de la primaria; era Horacio Cantero. Cenamos
un poquito antes de que se terminara de enfermar en enero de 2020; cenamos con
mi mujer y con la nueva-vieja mujer de él, la de “Estuve leyendo tus viejas
cartas”, y un periodista. Estaba haciendo con Los Enanitos y Hombres G una gira
que se llamaba Huevos Revueltos, y
me dice “Ahora cuando vuelva traete el piano”, yo tenía dos pianos; uno chiquito
que llevo a todos lados que me dio Nebbia con el que toco siempre, y un Yamaha
lindo gris, divino pero parece una mudanza más el anvil, y nunca se dio con
Marciano de poder hacer algo. Él quería que hiciéramos cuestiones del saxofonista
Paul Desmond. “Me gustaría que hiciéramos “Be-bop-a-lula” etc”. Estábamos
juntándonos bastante, había un guitarrista muy querido en Mendoza que murió el
28 de diciembre de 2017, Mario Mátar; tocó con Piero, gran tipo, gran
guitarrista siempre buscando nuevos sonidos, nuevas cosas desde la guitarra. Se
enfermó, se enfermó, se enfermó y se murió. Íbamos a verlo juntos al hospital o
a su casa al final. Cuando Los Enanitos Verdes eran banda de Piero, después de
su etapa con Prema, iban Los Enanitos y Mario Mátar, año 85, 86. Somos de
barrio todos. Ellos desde el principio fueron, fueron, fueron, y empezaron, en
el 84, con ese disco que les produjo Leo Sujatovich, y después en el 86, ya con
Tito Dávila, Contra reloj que ahí
laburaron bastante bien. Después la vida, como los jugadores de futbol; las
flechas se van dispersando.
Actualmente
acaba de salir este, tu primer cd en vivo. Casi a un año de haberlo grabado.
El 21 de agosto de 2024 se grabó y el 20 de mayo lo
subieron a las redes la gente de Melopea. Y el 9 de junio, un día antes de la
presentación de este año en Café Berlín, ya tenía los cds. Toqué con la misma
gente; invité a otro cantante de acá que se llama Beto Antelada, que hay un
tema mío que a él le gusta mucho que se llama “Salvo tu piel”, una baladita. A
ese muchacho lo conozco porque iba siempre a Mendoza y fue pareja de Julia
Zenko mucho tiempo. Y actúa y canta por ahí en distintos lugares, lo invito y
se prende.
Y
paralelamente a la presentación de este disco estás con varios proyectos: ¿Cortazar All Inclusive, sigue?
No lo he vuelto a hacer, pero cuando lo tenga que
hacer lo hago. Soy muy seguidor de Julio Cortazar y ese show lo hice tres veces,
con un profesor de literatura mendocino que habla sobre Cortazar y un armoniquista.
Entonces toco los temas del jazz, los temas que le gustaban a Julio, hablo de El Perseguidor, del cuento. Y nos han pedido
para las escuelas, porque Cortazar vivió dos años en Mendoza cuando empezó a
ser profesor universitario.
Después tenés
el Tour de los Bares
Si. Ahora es un trio. Estoy yo, Roberto Fiat, que es
el que canta “El blues del Tomba”, y Claudio Brachetta. Todos tocan el piano,
la guitarra, componen. Hacemos temas de cada uno de nosotros, y algunos temas
ajenos versionados. Por ejemplo “Sólo se trata de vivir” lo hacemos a capella,
a tres voces. O “Presente” de Vox Dei como reggae.
Eso es en
Mendoza, y después en Chile Clapton
Legacy
En Clapton
Legacy solamente acompaño, ahí voy atrás. Acompaño los temas de Eric Clapton,
que los conozco. Supe que hay muchos temas que creen que son de él y no son de
él, por ejemplo “Cocaine” que es de J.J. Cale, “I shot the Sheriff” es de Bob
Marley. Los otros temas bluseros son los de Freddy King y los de Robert Johnson.
Me gustan, pero ahí voy atrás, toco el piano, el órgano, me dan los in ears. Lo disfruto mucho; bueno
disfruto cuando me gusta lo que hago, cuando la paso bien. Y aprovechando eso,
me dice mi mujer que yo no doy puntada sin hilo, me hice muy amigo del
baterista y del bajista de ese grupo, que me van a acompañar en Chile para
hacer mi repertorio. Son muy dúctiles también.
¿Tenés una
idea de cuantas veces tocaste en el Teatro Independencia de Mendoza? Prácticamente
con la mayoría de los grupos y proyectos que tuviste tocaste ahí
Muchísimas veces. Y tiene el piano Steinway & Sons
de cola entera que es una barbaridad, es una barbaridad. Lo que más me llama a
tocar ahí es el piano ese. Ahí toqué con Luis Robinson, el armoniquista. Eso
está subido en las redes. Hay una directora, que es amiga, entonces cuando uno
va y le ofrece algún producto más o menos armadito te da la fecha, hay sonido,
luces, todo. Yo quisiera llevar la formación de este disco ahí. Este repertorio
que es el que defiendo con ellos, con Cesar Franov y Facundo Guevara. Anteayer
me avisaron del Café Berlín de España para hacerlo allá. Así que estoy hablando
ahora a ver para el año que viene. Tengo buenas cosas que mostrar; lindas
canciones, buena manera de componer, las letras con alguna cuestión filosófica,
humanística; de humor, de soledad. Todas tienen que ver con algo, para eso
estamos en la vida.
Marcelo López se va a volver a presentar en Buenos Aires el próximo viernes 19 de diciembre en Clásica y Moderna, Av. Callao 892, CABA.
Muchas gracias Marcelo López, Jorge Pereira, Enrique
de Discos Melopea, y por su participación especial a Axel Orcaizaguirre, y al
programa que co-conduce con Lourdes Zottig “Alta Fidelidad”.
Sebastián
Matatagui









Comentarios
Publicar un comentario