“Lo nuestro es rock ´n´roll. Dar energías, hacer música”
“Lo que creemos es que la palabra tiene que ayudar a la gente a pensar.
No a decirle qué tiene que pensar, sino que usen el ejercicio del pensamiento”
“El otro día un amigo me decía que buscaba definiciones políticas en los
músicos. Y yo le contesté que había una inquietud en él que estaba bien, pero
que se equivocaba … Un músico no es un político, no mezclemos más las cosas”
“No me gustan los “sectores”. Uno puede crear revoluciones, sin precisamente
tener estándares. No me gustan ni los panfletos ni las separaciones”
“Siempre digo que lo mejor que tenemos es el público y no es demagogia”
Sin Disfraz subtitulado Federico Moura: entrevistas esenciales es
el nombre del libro que el investigador, fanático y meticuloso coleccionista de
Virus Damián Carcacha publicó hace poco menos de tres meses por la editorial
Vademécum.
Este trabajo, indudablemente uno de los mejores libros
en materia de rock publicados este año, es un minucioso recorrido por la vida
del cantante, músico y compositor Federico Moura, con la particularidad de que
en gran parte del trabajo los acontecimientos son narrados por el propio líder
de Virus a través de 25 reportajes que le hicieron, la mayoría a él solo,
compilados por Carcacha del periodo 1981 / 1988 en publicaciones gráficas,
algunas conocidas y otras ignotas pero que entre todas arrojan considerable luz
a la carrera de uno de los principales referentes de los 80 en Argentina.
Sin Disfraz
consta de cuatro partes: Abre y cierra con una línea cronológica del autor
dando datos puntuales, del periodo 1951 / 1980 en la vida de Federico y el
desenlace abarcando su último año.
La primera parte, la de sus primeros 30 años, aporta
testimonios de muchos de sus allegados de esa época relatados en primera
persona. La segunda parte son las entrevistas y reflejan toda la trayectoria de
Virus con Federico como frontman. La parte 3 es un capitulo a color con imágenes
tomadas por la fotógrafa Alejandra Palacios durante su estadía en New York,
Estados Unidos en marzo de 1987. También incluye abundante material fotográfico
de archivo y de memorabilia.
Para poner en contexto siento preciso mencionar que el
libro se publicó en el mes en que Federico Moura hubiera cumplido 70 años. En
este 2021, aun pandémico, hubo novedades con respecto al legado de Virus y de
Federico, lo que habla también de su vigencia: el sello suizo Zorn Records
editó un disco simple con los dos únicos registros del grupo Las Violetas,
banda antecesora de Virus, en donde Federico Moura canta y es co autor de los
temas. Néstor Madrid toca el bajo, Sirso Iseas la guitarra, Ricardo Serra la
guitarra y Mario Serra la batería (estos dos músicos futuros Virus). El sello
Sony Music publicó por primera vez en formato vinilo el disco de Virus Vivo 2. Y los hermanos Marcelo y Julio
Moura anunciaron una remozada versión de Virus que va a empezar a tocar a
partir del año que viene con la reincorporación de Mario Serra en la batería.
Conjuntamente presentaron una serie de EPS (extended plays) que se van a ir
publicando de manera digital con versiones de grupos actuales de los clásicos
de la banda.
Al leer Sin
Disfraz quise saber más de su realización. Del trabajo de las entrevistas a
músicos, familiares, amigos y demás allegados a Federico en sus años formativos.
Algunos momentos artísticos poco explorados de Federico, del material gráfico
con el que el autor trabajó y ahondar en algunos temas puntuales teniendo en
cuenta su pericia como coleccionista.
La reunión con Damián Carcacha se pactó para un miércoles a la tarde y no podía ser en un sitio más adecuado que la ciudad de La Plata. De hecho, mientras caminábamos hasta el lugar en donde hablamos pasamos frente al Colegio Nacional Rafael Hernández, en donde Federico cursó la escuela secundaria y en donde el 22 de octubre se presentó el libro. También podría agregar que la nota la hicimos en un bar a metros del histórico Pasaje Rodrigo, lugar en donde Federico Moura hizo su primera grabación como cantante en 1977 y a algunas cuadras de donde estaba el boliche Chatarra donde tocó en los 70 cuando era bajista del grupo Dulcemembriyo.
Damián
Carcacha: Cuando yo hablé con Roque Di Pietro, que es el editor
de Vademécum, le remarcaba que lo mío es el coleccionismo; después aparece toda
la idea del investigador. Porque es paralelo a la música; yo iba juntando cosas
que habían aparecido antes de que a mí me empezara a gustar Virus en la década
del 80. Revistas viejas, audios, videos. Todo lo que pudiera llegar a encontrar
y a la vez investigar un poco. En lo que yo más me centré siempre, más allá de
los discos, los videos y los audios, es en las cosas que salieron de manera
gráfica. Es decir, no sólo en las notas, por ejemplo, de la revista Pelo, sino
los afiches que salieron de las presentaciones de los discos. Cuando ponían un
anuncio que decía, por ejemplo, “Virus graba su nuevo disco”, que por más que
la información esté mal, porque por ahí las revistas ponían que lo iban a
grabar en un estudio que no era, pero bueno; me intenté centrar en eso. Busqué
siempre mucha gente que coleccionara revistas viejas de rock en donde pudiera
mirar, anotarme los números de las publicaciones y después buscarlas yo por
mercados de pulgas, ferias. Caminé todo Capital Federal y La Plata buscando.
Después cuando apareció Mercado Libre mucho más, entonces me metí adentro de
las revistas y me hice como un gurú de las revistas editadas, y diarios. Porque
el diario es más difícil; la revista alguien la guarda, el diario una vez que
pasó, pasó. Lo primero que tuve de ellos como recorte es de cuando se
cumplieron tres años de la muerte de Federico.
A mediados de
este año se reeditó el libro “Virus, Una generación” de Daniel Riera y Fernando
Sánchez también por la editorial Vademécum. Este libro fue fundamental para
conocer la historia de Virus y estaba fuera de catálogo desde su publicación en
1995. Vos colaboraste con material para su reedición ¿Cuáles fueron tus aportes
para esta nueva publicación?
Lo que pasó es que por medio de un amigo conozco a
Roque Di Pietro y él ya había editado algunos libros de rock. Y en una de esas
charlas me cuenta sobre la idea de reeditar “Virus, Una generación” de Daniel Riera
y Fernando Sánchez, que a mí como seguidor de Virus me parecía un librazo, una investigación
tremenda, muy buena y reveladora. Roque no sabía de mi coleccionismo, él creía
que yo era un simple fan del grupo, y cuando le mostré el archivo que tengo me
dijo “Vamos a darle para adelante” y me contactó con Daniel Riera que era, de
los dos autores, quien se encargó de hacer la reedición. Participé
especialmente con datos que le faltaban; por ejemplo, fechas de recitales
importantes o la gira por Paraguay que no estaba nombrada, la historia de Jorge
Moura. Le pasé algunas notas que le habían hecho a Federico que tenían un gran
valor para lo que iban enumerando biográficamente de Virus. Muchos datos de la
familia, que le pregunté a Velia, la madre de los hermanos Moura, que en ese
momento la visité mucho preguntándole especialmente para “Virus, Una
generación”. Y creo que el resultado está bueno. Es de ellos el laburo pero yo
me comprometí mucho a que lo hagan, porque es un libro que adoro.
¿Y cómo nace
la idea de tú libro, Sin
Disfraz centrado en la historia completa de
Federico Moura?
Yo en el año 2014 a Velia le tipeo y le regalo, creo
que eran 60 o 70 entrevistas de Federico. Así como venían las escribía. Se las
imprimí, le hice un anillado y se las regalé. De alguna manera era como tratar
de preservarle la voz y el pensamiento del hijo a la madre. De ahí un poco
salió la idea de decir “Che, acá el cantante está contando la historia de Virus
de manera cronológica”. Me parecía bueno, pero después salió el libro de
Marcelo Moura, ahí lo demoré y pensé que quizás no era una buena idea. Pero después
cuando hablé con Roque, el editor, que después de “Virus, Una generación” me
propuso que hiciera algo con ese material, le dije “Hagamos un libro de
entrevistas, pero vamos a poner detalles y vas a ver que va a ser revelador”.
Me dijo que lo hiciera, y cuando le mostré lo que había hecho me dijo “Dale
para adelante porque me parece que más allá de las entrevistas en sí conocer
datos de él antes de Virus está bueno”. Yo soñé toda mi vida con que aparezca
este libro; no hecho por mí porque yo nunca soñé hacer un libro sobre Federico
Moura. Si no que quería un libro que muestre cómo era la creación del artista.
Él tenía 30 años cuando empezó en Virus, no era un adolescente. Entonces,
tratar de bucear en la formación de él como artista para mí era lo más atrapante
que tenía.
Además, que
el libro salió publicado coincidiendo con el aniversario número 70 del
nacimiento de Federico Moura. Unos días antes, el 1 de octubre salió.
Coincidieron un montón de cosas: la edición del libro
en octubre, que tenga que ver con el aniversario del nacimiento de él, porque
es un artista que está muy enmarcado en lo que fue su muerte. Una muerte muy
temprana, con 37 años, de una enfermedad desconocida en ese momento. Una cosa
que genera una especie de mito y yo decidí centrarme en lo que era el
nacimiento y la vida de él. Fue pensado que saliera en octubre por eso. Y la
presentación que sea el día anterior, era revalorizar lo que fue la vida de él
y no centrarse en la dramatización que tenía en su vida, hecha por los demás no
por él, porque sus últimos días fueron el ocaso de alguien que fue muy feliz
con la música que hizo. Entonces quise tratar de remarcar eso; no entrar en
terrenos privados y mostrar cómo se formó como artista.
¿Decidiste
que las entrevistas iban a ser únicamente de material gráfico y no poner notas
de radio o televisión?
Las de radio lo que tenían era que quizás no eran tan
profundas. Había una de Ari Paluch que se la hizo por teléfono cuando tocaron
en el Velódromo en marzo del 88, y se quejaba porque no tenía línea de teléfono
y había tenido que ir a lo de un amigo. Hablaban de cosas sociales, no hablaban
mucho de Virus en sí. Pero a último momento decidimos cambiarla por la nota de
Tu Internacional del 88, que habla de Fito Páez, de Daniel Melero. Nos parecía
que estaba buena. De la radio es la única que había entrado, así como
reveladora. Había algunas de la tele; la de Badia. Yo quería poner una que le
hacen en Chile con todos los músicos que es del 86, pero no aportaba mucha data
distinta. Por eso decidimos que sea de prensa gráfica que son las que más están
desarrolladas.
Comentame de
las fotos de la tapa y la contratapa del libro, y de ese sello que aparece
exactamente detrás de la tapa, debajo de la solapa con tus datos.
La foto de tapa de Sin
Disfraz estaba en una caja que tenía Velia con cosas que guardaba Federico
sobre Virus. Ahí había diarios, revistas, notas que por ahí no habían tenido
mucha circulación y había fotos muy lindas. Esta foto se la regaló José Luis
Perotta que es el fotógrafo que le sacó la foto, y lo que se ve del otro lado
de la tapa es el sello que estaba detrás de la foto. Me parecía gracioso,
porque no es una foto que la haya comprado en algún lugar, si no que era una
foto que tenía él mismo y Velia lo que recordaba es que le había gustado mucho.
Perotta le regaló el original, no hay copia de esa foto. Entonces me parecía
que era auténtica como para la tapa. El dato que tenemos es que es del año
1977. Y la foto que está en la contratapa del libro también estaba en esa caja.
Entre muchas fotos había una serie de negativos. Cuando yo los miraba a la luz
de una lámpara no veía nada. Y me dijo Velia “Llevátelo, tal vez tenga algo”.
Entonces lo llevé a revelar a Kodak. Salieron cinco fotos; son tres de
Federico, que una es la contratapa, una del grupo que está en “Virus, Una
generación”, que es de la segunda formación que él está con la misma camisa. Y
una en la que está Julio solo. Desconocemos el autor, pero las fotos están
buenísimas. Son del año 1986 y decidimos ponerla porque era inédita.
En la primera
parte del libro entrevistás a personas que tuvieron que ver con Federico desde
que era chico hasta el momento inmediatamente anterior a que se formara Virus.
Está el testimonio de la madre, de Julio y de Marcelo Moura, de Daniel Sbarra,
pero también hablan compañeros del colegio, del club de rugby, amigos de la
época de Dulcemembriyo, una socia de su negocio de ropa Limbo, modelos de Limbo
y de Mambo, su segundo negocio de ropa, compañeros de Las Violetas entre otros.
¿Cómo llegaste a saber y localizaste a mucha de esa gente que no pertenecen al
medio?
Hace muchos años empecé a encontrarme gente, de
casualidad, que me decía “Yo hice la escuela con Federico”, “Él iba a la
escuela con mi primo”. Bueno, yo todo eso lo iba anotando. En el momento de
armar el libro me hice una línea cronológica de él de todos los pasos que había
dado: escuela primaria, secundaria, Dulcemembriyo, La Plata Rugby Club … En el
medio fui conociendo cosas como el viaje de egresados en barco a Europa en
1970. Para cuando empecé a hacer el libro había gente a la que ya conocía y la
llamé. Después hubo mucha gente que me conectó con otra que hubiera sido
imposible llegar si no hubiera sido por conexiones. Tuve el ingrediente que al
conocer a Velia, y que haya sido la primera entrevistada, ella me fue pasando
nombres. Yo algunos nombres ya los tenía por esta investigación que yo hacía
antes. Me ayudó mucho Juan Risuleo, que tenía “Ropas Argentinas” en Galería
Jardín. Le alquilaba un negocio a Pico Moura, el padre de los Moura. Juan vive
en Los Angeles desde el año 79 y tuve llamados muy largos en donde me contaba
muchas cosas. Mucha memoria de gente que se vinculaba con Federico, desde
clientes hasta el empleado que tuvo en Limbo, Hugo Rapicavoli, que vive en
Miami. Con Laura Gallegos, la cantante de Duro, hicimos la nota por teléfono
mientras ella viajaba en un barco de Mallorca a Barcelona, porque ahora vive en
España. Yo quería contar la historia de Federico de manera coral y les contaba
a los entrevistados que había una premisa que era la admiración, el respeto y
el cariño hacia la persona de él así que me iba a manejar por esos caminos, que
no iba a bardear de alguna manera.
Otra gran
revelación para mí fue el testimonio de Javier Canosa, hijo de Luis María
Canosa; cantante, compositor y músico mítico de la escena platense de
principios de los 70. Era el cantante de Dulcemembriyo. Falleció trágicamente
en marzo de 1978 y el Indio Solari lo mencionó en “Toxi Taxi” de Patricio Rey y
sus Redonditos de Ricota en 1991.
A la familia de Luis llegué por medio de la madre de
un amigo mío. La historia de la familia de Luis es trágica porque ellos tienen
un hermano que se ahogó en el Country de Estudiantes. Ahí Luis pasó por un
proceso de depresión y empieza su vida a transitar un camino difícil. En un
momento él conoce una chica acá en La Plata y se van a vivir a Pinamar. Ella
queda embarazada y lo tienen a Javier, pero Luis muere cuando Javier tenía tres
años así que del padre sólo tiene los recuerdos que le contó su mamá. En 1978
Luis conoce a una chica de Capital Federal, la va a ver y la chica en la
mochila tenía dos porros y creo que anfetaminas. Era para consumo personal pero no era una
gran cantidad. El tema es que ella terminó en una comisaría y a él lo derivaron
a un penal que es donde termina muerto por el motín. Una historia tremenda.
¿Sabés si
Dulcemembriyo llegó a hacer alguna grabación?
Dulcemembriyo no grabó nada. Incluso le pregunté al
Topo D´aloisio, que fue el guitarrista que entró por Pinfo Garriga cuando fueron
a tocar a Bolivia, y tampoco me dijo que hubiera grabaciones. Era como una
banda en joda; primero tocaban covers y cuando empezaron a hacer las
composiciones de ellos, que las hacían Federico y Daniel, no duró mucho porque
después se terminaron yendo a Europa, primero Daniel y muy poco después
Federico. Después el grupo, con el nombre Los Dulces, enganchan con Jorge
Álvarez, que era un groso como productor en ese momento para el rock, y los
hace grabar, pero la cinta se perdió. Una lástima. Para que te des una idea de
cómo era Luis Canosa: él cantaba sin micrófono con los instrumentos enchufados.
Dicen que lo que cantaba Luis era tremendo. Me decía el hijo que lo único que
le quedó de él es una guitarra, una Fender Jumbo que era la que habían comprado
con Federico en Holanda, en Ámsterdam.
¿Cómo fueron
los inicios de Federico como cantante?
Lo primero que canta Federico, que graba como
cantante, son dos temas: uno que se llama “Dos gatos” y el otro “Trampolín”.
Fue en el año 1977. Los graba en un estudio en el Pasaje Rodrigo. Los dueños
del Pasaje Rodrigo son: Ricardo Rodrigo, que está en el libro. Violinista de
los comienzos de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, y de Marabunta y del
tema “Amor o acuerdo” que está en Wadu Wadu.
Y su hermano Basilio, guitarrista de Marabunta y de esos primeros años de Los
Redondos. Graba esas dos canciones con Bernardo Rubaja, que era el primer
tecladista de Los Redondos, como ingeniero de grabación y dueño del estudio.
Ese era un estudio en donde el hermano de Skay Beilinson, Guillermo Beilinson,
hacia la música de los cortometrajes que dirigía. Federico tenia esas dos
canciones que las había grabado con Julio Moura y con Mario Serra, Al otro año,
en el 78, ya con Las Violetas graba en el estudio Take One “No cometas la
insensatez” y “Me gusta jugar rock”, que en el disco publicado este año sale
como “Animate” pero se llama “No cometas la insensatez”. La música es de Sirso
Iseas y las letras son de Federico. Era
un estudio donde Sirso, Mario y Néstor Madrid trabajaban haciendo jingles
publicitarios. Consiguieron que les den unas horas de grabación y ahí salió la
idea de grabar esos dos temas. Néstor Madrid, el bajista de Las Violetas, también
habla en el libro.
En la segunda
parte compilás entrevistas entre 1981 y 1988. Previo a cada una escribís un
texto poniendo al lector en contexto de lo que pasaba en ese momento. Otra
revelación que resignifica una parte de la historia es el derecho a réplica que
le das al periodista Osvaldo Marzullo, autor de una nota para la revista
Metrópolis del año 1984. Marzullo había sido acusado por años de ser el difusor
de la enfermedad que tenía Federico y romper un pacto de silencio hacia fines
de 1988.
Para cada entrevista que elegíamos, la idea era
contactar a todos los que habían hecho las notas, pedirles autorización. Se les
pagó por adelantado un canon de derecho de autor, más allá de la autorización
de ellos. Con todos nos contactamos y todos quisieron colaborar un poco, contando
la historia de la nota en si o situaciones personales que les habían pasado con
Federico. Cuando llegó el turno de Osvaldo Marzullo, lo contacté y me pidió por
favor que aclare que él no había sido parte de ningún pacto de silencio ni de
nada. Hubo un pacto de silencio entre cinco o seis periodistas que dejaron
afuera a Daniel Ripoll, que era el director de la Revista Pelo. Por eso Ripoll
en la Pelo del obituario de Federico puso “Morir silenciado”. Y lo que dice es
que aquel que oculta la información sobre la enfermedad de Federico lo que está
ocultando es la enfermedad, no está resguardando al artista. Nos está privando
de saber que el SIDA nos está atacando fuertemente. Entonces, fue una guerra
entre periodistas en la que quedó en el medio Federico ya fallecido. Y Marzullo
lo que me decía es que él nunca supo de ningún pacto. Incluso yo como
coleccionista tengo las revistas Flash, Ahora o Radiolandia de agosto del 88 en
las que ponen “Famoso en peligro”, “Terrible mal afecta al grupo Virus”. Entonces
Osvaldo, lo que le pidió a la agencia de noticias donde él trabajaba, Noticias
Argentinas, era que hicieran una especie de cronología sobre la vida de
Federico, porque Federico estaba por morirse. Fue en diciembre eso. Se había
filtrado la información de que Federico había estado en el CEMIC y que lo
habían dado de alta porque no lo podían salvar, no era porque lo habían
recuperado. La información se filtró y lo que hizo Osvaldo fue hacer una
cronología en la que era muy elogioso sobre la carrera de Federico y puso que
tenía SIDA como lo habían hecho ya varios medios. Pero quedó como que fue él.
Me pidió por favor y me dice, “Yo con Federico tenía una relación tremenda
porque no solo lo vi en el Teatro Del Siglo, antes de que graben Wadu Wadu, sino porque cada vez que lo
veía eran encuentros muy cordiales. Quedé pegado con esa historia como el malo
de la película, encima en la muerte de él”.
También
aparece la imagen de la polémica nota de la periodista Sibila Camps de enero de
1982 en la revista Humor cubriendo la presentación de Wadu Wadu.
Con Sibila Camps hablamos, pero no quiso dar
testimonio. Nos autorizaba a reproducir cualquier cosa que había firmado ella
en las revistas Humor y Satiricón, pero que no quería aclarar lo que había
pasado porque estaba dentro de un marco de cómo se manejaba la revista en sí y
cómo satirizaba los espectáculos que ellos iban a ver, o sea que no era la
opinión de ella. Lo que más le duele es haber hecho referencia a la
homosexualidad de Federico, del resto sigue manteniendo que le parece lo mismo
acerca del Virus del comienzo; el Virus de después le parece tremendo.
Una de las
entrevistas estaba inédita hasta la publicación en tu libro. Es la nota
conjunta que les hizo a Virus y a Los Violadores el periodista Marcelo Gassió
el 4 de mayo de 1982.
Era una nota para la revista Expreso Imaginario que en
su momento a la revista le pareció que no tenía trascendencia. Convengamos, y
esto es una asociación mía y de Marcelo Gassió también que lo hablé con él, que
Virus había editado un disco hacia cuatro meses y Los Violadores ni siquiera
tenían algo publicado. Entonces, para Expreso Imaginario era una nota que no
tenía relevancia. Creo que en ese número salió una nota a Pappo, que ya era un
artista consagrado. A mí me parece una nota estupenda. Era reveladora en
algunos puntos porque era escucharlos en crudo en un bar ¿viste? Medio que se
picantean en algún momento; Federico siempre teniendo un pensamiento de
camaradería, cosa que Los Violadores no tenían, a excepción de Hari B. Federico
era un tipo muy medido más allá de los impulsos. La nota está buena porque la
figura central es él, más allá de que están Los Violadores y están los demás
Virus, salvo Mario.
Otro dato
revelador, y que también te tiene a vos como difusor, es la nota en backstage
que Juan Alberto Badia le hace a Federico en el Festival de la Solidaridad
Latinoamericana, en donde dice que Virus no tocaba en el festival porque Mario
se había lastimado un dedo en un show en La Plata la noche anterior.
Federico fue al festival e incluso hay fotos de
Gabriel Rocca en camarines. Creo que es una postura; para mí él fue a decir “no
vamos a tocar porque tenemos al baterista con el dedo quebrado”, “No
participamos”, que era la parte que ellos no querían. Pero no queriendo salir del
establishment del rock, porque pensá que ese mes Virus había firmado con el
sello discográfico de Daniel Grinbank. Al festival lo organizaban Alberto
Ohanian, Oscar López y Grinbank, y una cosa es que Virus no se presentara en el
lugar y otra cosa era decir “No tocamos porque se lastimó el baterista”, y el
baterista no estaba lastimado, era un invento. Estaba muy claro, que ellos no
iban a tocar, no querían ser parte, pero bueno; Federico en algún punto tuvo
que dar la imagen de “nosotros pertenecemos al staff de Grinbank, acá estamos”.
La única nota
que nunca fue publicada es la de Marcelo Gassió. Todas las demás aparecieron en
alguna revista, ya sea de las más importantes o más under.
Claro. Pero por ejemplo la de la revista Cráter de Sebastián Adúriz que es de enero del 82 era una revista colegial, Creo que hicieron quince. Se reía, porque me decía que él tenía 15 años cuando la hizo. Dos números tuvo la revista Cráter. Se quedó helado. Cuando lo contacté me dice “¿De dónde sacaste eso? ¡Ni yo lo tengo!”. Y se la mandé para que la leyera. Le pareció buenísima la nota y además se acordaba que Federico tenía 30 años y que él tenía 15, y Federico le dio la nota como si fuera EL periodista del rock ¿viste? También hay una de un diario de Campana, hay una de un diario Tiempo Argentino, que no es el Tiempo Argentino de ahora si no que era uno que se extinguió en la década del 80. Dos revistas de Chile. Una revista que se llamaba Tu Internacional, o sea; tratamos de buscar rarezas. Seleccionamos; primero eran 60 entrevistas. De 60 bajamos a 30 y quedaron en 25 porque algunas eran muy contemporáneas con lo que pasaba entonces decidíamos en vez de la revista Pelo, de la misma época, pongamos esta que es de una revista no conocida. La idea era que vos no tengas la compilación de las diez revistas que tenés en tu casa sino armar una línea de tiempo de Virus; contado por los demás hasta que Federico entra en Virus, después Virus contado por Federico, Acá está él hablando de Virus y de sí mismo, de cómo pensaba él, como proyectaba la carrera del grupo. Tratamos de pasar por todas las etapas del grupo, no solo por los discos sino por momentos en donde, o grababan, o presentaban algún recital groso, la grabación del disco en vivo, o la segunda presentación de Relax en el Astros. Tratamos de hacer foco en que no quede un momento de la banda remarcable sin mencionar.
Federico siempre transmitió algo enigmático a través de su figura. No
era de
Creo que Federico Moura era muy reservado. Muy celoso
de su vida privada. Yo creo que él al comienzo tenía una idea de imponer la
música de Virus ante la adversidad que generaba por la música que se escuchaba
en ese momento. Era como tratar de pisar fuerte en un lugar en donde quería
incorporarse, y tenía que hacerlo de una manera como diciendo “Vamos para
adelante. Pese a lo que recibamos, vamos para adelante”. Creo que después, con
los años, Federico empieza a ser un tipo más centrado, no tan impulsivo, a la
hora de declarar. Y se abre mucho más a contar situaciones que lo motivaban
artísticamente. Describe maneras de vivir y por eso compone así. Se abre en cuanto a la cuestión artística. Yo
creo que en lo personal o lo ligado a lo sentimental no se ha abierto porque un
poco había eso de respetar la vida privada. También tenía que ver con quien lo
entrevistaba. Había gente que era muy afín a él y que te dabas cuenta que lo
admiraba, y había otra gente que lo entrevistaba no aceptando el personaje que
era él, porque convengamos que ser homosexual en la década del 80 no era lo que
puede llegar a ser hoy que está todo mucho más aceptado y más abierto. Destaco
como se impuso, con su personalidad y arriba de un escenario.
La parte 3 es
la sesión de fotos con Alejandra Palacios. Esas páginas están en color
Yo las fotos las conocía. A mí el dato me llega porque
durante la entrevista con Oscar López, que estuve como ocho horas en su casa,
Oscar me dice “Mi mujer era muy amiga de Federico. Más que yo”. Ella estaba a
un costado y me dice “Nosotros vivíamos en New York y cuando Federico venia nos
llamaba y decía que estaba en la ciudad y que nos iba a venir a visitar. Venía
a las 10 de la noche, se quedaba, comía, dormía y después se iba. Desaparecía
dos días y después volvía, por ejemplo, cuando grabó “Imágenes paganas”. Y una
vez vino a New York, estaba medio preocupado. No sabíamos por qué, después lo
supimos, y estaba Alejandra Palacios. Como trabajaba con Andy Cherniavsky, que
era fotógrafa, salieron a dar unas vueltas y sacaron fotos”. Y dije “Tienen que
ser estas fotos”. Son sacadas en la terraza, en el departamento y caminando por
New York. Entonces cuando la contacté a Alejandra me dijo “Si. Te las mando y
decime cual te interesa”, y le digo “La verdad, me interesan todas”. Y me dio
autorización para usarlas, así que la verdad, de primera. Las fotos son de
marzo de 1987. Él de ahí viaja a Brasil a grabar Superficies de placer.
En el
capítulo final abarcás el último año de la vida de Federico. Sus últimas
presentaciones en medios, en conciertos, salidas hasta su fallecimiento y el
último adiós.
En esta parte preferí que no estén las entrevistas. Había
datos que ya los sabia … incluso pude ver el contrato de la gira que iban a
hacer a México y Estados Unidos.
¿Ya estaban
estipuladas las fechas?
Todo, todo. Empezaban en febrero de 1988. Hacían
Bolivia, Colombia, México y Estados Unidos. También me contaban que había
grabaciones de Federico cantando en inglés; Relax,
Locura e “Imágenes paganas”. Era una
idea para tratar de entrar al mercado de Estados Unidos; que cuando ellos
fueran a la gira del 88 tuvieran para distribuir la música de Virus cantada en
inglés. Y era hasta agosto, porque ellos iban, volvían a tocar en el Gran Rex y
después se volvían a ir. Es más, iban a tocar en el Gran Rex por recomendación
de Charly García, porque él los había ido a ver al Estadio Obras en el 87 y
Federico lo había ido a ver al Gran Rex cuando presentó Parte de la religión. Entonces Charly le decía “Estamos al revés;
vos tendrías que haber presentado Superficies
de placer en el Gran Rex y yo Parte
de la religión en Obras”. Porque era más explosivo el disco de Charly.
¿Por qué, a
diferencia de la primera parte, acá no pusiste testimonios personales?
No quise hacer los últimos años de Federico de manera
coral porque había cosas muy fuertes, contadas por familiares y amigos de él, y
que terminaban destruyendo … o sea, el libro empieza contando la historia de
alguien muy joven, muy chico que empieza a formarse, después van las
entrevistas donde cuenta la historia de Virus y terminábamos contando su
entorno más cercano como era el deterioro de alguien. Me parecía muy fuerte
porque además hay cosas humanas muy difíciles de digerir y que no estaban para
poner en un libro. Quizás si íbamos a hacer un libro para vender y que tenga
morbo, y si lo poníamos seguramente la prensa hubiera agarrado eso. Pero bueno,
son los datos. Yo sé que él volvió a su casa el 5 de diciembre de 1988 porque
estaba el alta de internación. Intenté respeta a la familia lo más que pude en
ese último año, por eso puse datos de las presentaciones de Federico. Tenía
ganas de resaltar su obra y su personalidad, sin entrar en esos detalles ya sea
de la muerte, o que era homosexual, o el HIV. Si te fijás en el libro yo en
ningún lado pongo que él tiene HIV. Y la muerte la manejo de un modo casi
poético, porque en realidad eso lo tomé de Velia que me dijo “no escuché su
último suspiro porque se durmió”. Palabras de ella.
Otro dato
esclarecedor que aportás es la afirmación de que Federico estuvo en una sesión
de grabación del disco siguiente, el primero que finalmente se publica con
Marcelo Moura en voz, Tierra del Fuego.
Primero me lo afirma Pablo Múgica, que es el bajista,
y después Mario y Daniel. Pero claro, puede ser que la idea de ellos … Tantos
estudios de grabación y tantos años puede ser que se pudieran llegar a
confundir. Pero lo que me dijo Mario fue que ellos habían grabado Tierra del fuego en donde grabaron Locura: en los estudios Music Hall. Pero
la diferencia es que cuando graban Tierra
del fuego, que era pleno invierno, llegaron y había un aire acondicionado;
enorme, de los de antes. Y que Federico estuvo detrás de él mientras tocaba la
batería, sacando sonidos y grabando pedazos, y que Federico se levantó en un
momento y dijo “¡La puta que los parió! Me prendieron el aire y me resfrié”.
Eso fue el 4 de agosto; Velia me cuenta que entre el 1 y el 10 de agosto
Federico le cae a la casa y le apareció en remera. Se fue caminando desde
Montserrat, en la calle Piedras, hasta Bulnes en Palermo, y cuando Velia lo ve,
que esto fue al mediodía, le dice “¡Federico estás muy desabrigado!” y le
contesta “La boluda de Delia me dijo que no hacia frio. Me agarré una congestión
tremenda”. Delia era la mujer que le cocinaba y le limpiaba en su casa. Ahí es
cuando se agarró una angina y, por medio de Eduardo Costa, le habían
recomendado que se hiciera un tratamiento homeopático, una medicina
alternativa. Entonces estaban esperando que él se enfermara para tratar de
curarlo con comidas elaboradas en base a yuyos y otras cosas orgánicas, pero
sin medicación. Entonces todo eso fue en agosto. Por eso él no canta en Tierra del fuego, porque se enferma. Y
él había grabado en mayo con Daniel Sbarra la baguala y la vidala “A mí me
dicen el tonto” y “En Atamisqui” para el disco de Leda Valladares. Fue un año
difícil.
Siendo vos un
fan y un especialista no puedo dejar de preguntarte acerca de los demos de
Federico como solista de ese año, 1988. Hay una polémica sobre si es o no es él
quien canta. Yo creo que efectivamente es él, pero quisiera saber tu opinión y
si tenés más datos al respecto.
Para mí como oyente y seguidor de su carrera no hay
duda de que es Federico. Lo que hice yo, investigador nato, (risas) fue meterme dentro del círculo
íntimo que él tuvo ese último año. Por ejemplo, hablé con Pablo Tapia que fue
el que le refaccionó el departamento. Y le pregunté “Pablo, en la refacción ¿Había
alguna pieza que tuviera un estudio de grabación?”, y me dijo “Si, el
departamento tenía tres habitaciones y en una había un estudio, con una
consola, una grabadora, un bajo, una guitarra y un teclado”. Y le pregunto “¿Y
que grabó?”, “No tengo idea”. Bueno, pero ya sabemos que había un estudio. Es
más: en ese estudio y en esa casa se grabó “El Tecnofón” y “La chica de
Martínez” en el año 90. Margarita
Venturini, otra persona que lo visitó en esa última época, le muestro los demos
y me dice “No sé si es Federico, no sé si es lo que a mí me mostró, pero
Federico tenía un cuaderno en donde hacia letras y se reía de las pelotudeces
que escribía, porque había cosas graciosas”. Alberto Magnasco, que lo visitó
hasta el 8 de diciembre del 88. Dice “Federico me mostró grabaciones. No sé si
son estas, pero él me mostraba cosas que grababa y se reía y decía “Mirá lo mal
que estoy cantando acá” y además que eran cosas sin terminar”, y esos demos son
canciones sin terminar. O sea, no son algo terminado, algo para presentar. Carlos
Polimeni, el que le hace la última nota, me dice “Si. Eso mismo me lo dio a mí
el día que le hice la última nota. Él lo que quería es que le diera una
devolución de lo que había escuchado. No sucedió porque él se terminó muriendo
a los pocos meses. No lo volví a ver”. Le muestro las grabaciones a Kike
Mugetti y me dice “La música de “Éxito” es mía. Pero no sé si es Federico el
que está cantando”. Mario Serra me dice “Si. Ese es Federico. Un proyecto
solista en el que iba a tocar yo, Ricardo, Marcelo y Julio. Ni Kike ni Daniel.
Año 88 y se iba a llamar Revelación”.
Cuando lo entrevisto a Oscar López, en medio de la charla le pregunto si le
puedo hacer escuchar algo. Le muestro “Esclavo”, y sin pasarle más datos le
digo “¿Sabés que es?” y me dice “Si. Es Federico. Son los demos que quedaron
afuera de Superficies de placer”, y
le pregunto si había alguna posibilidad de que él grabara un disco solista y me
dice “Si. Virus había firmado un contrato por Superficies de placer, el que después se llamó Tierra del fuego y otro disco más. Después de ese contrato Federico
iba a grabar un disco solista, con músicos de Brasil, con letras de Maria
Bethânia, con Cachorro López …”. Por eso; para mí no hay duda de que es
Federico. Julio me dice que no y Marcelo me dice que no. Perfecto. Mirá, yo
tengo notas del año 89 cuando editan Tierra
del Fuego en donde los periodistas les preguntan si quedaron canciones de
Federico afuera de Tierra del Fuego y
dicen “Si. Eran canciones de él que no las usamos porque al final él no iba a
cantar”. A Daniel le digo “¿Cómo se hizo “Lanzo y escucho”?” y me responde “Era
una canción mía y yo se la llevé para mostrársela al departamento en Montserrat
y él le agregó un pedazo de la letra”. Le pregunto a Julio “¿Cómo hicieron “Un
amor inhabitado”?”, “Una canción mía, que fui a la casa, se la mostré y le
hizo la letra”. Entonces digo, Federico componía. Estaba adentro de la casa
pero seguía con la música.
¿Cómo ves la
vigencia de Federico y de Virus a lo largo de los años?
A mí me da mucho orgullo que Federico esté siendo
reconocido culturalmente, no solo para el rock. Me alegra poner la radio y que
suene la voz de Federico con Virus. Algo muy bueno dejaron, y no sólo una
historia que puede ser contada en un libro, sino que está respaldada con la
música. Más los covers que se hicieron de sus canciones. Yo creo que agarrás
toda la discografía de Virus y, no sé si todos los temas, pero el 70 % de los
temas de Virus tienen covers. Reconocidos por la gente y por los pares, que
creo que es lo que le da más valor: que aquellos contemporáneos y aquellos que
no lo fueron y que se criaron con esa música sonando, los reconocieran.
El 23 de
octubre se cumplieron 70 años del nacimiento de Federico. Un día antes
presentaste Sin Disfraz en el Colegio
Nacional de La Plata, el colegio donde Federico cursó el secundario entre 1965
y 1970 y egresó como bachiller ¿Cómo fue esa experiencia?
Fue una cosa conmovedora. Movilizante, en primer lugar porque tenía que ver con que era la víspera para el cumpleaños de Federico. La presencia de Velia, más allá de toda la familia que apareció de Federico. Amigos de Federico; gente que viajó a Europa con él, como Coco Pérez. Compañeros de La Plata Rugby Club, compañeros del Colegio Nacional. Las fotos exhibidas tenían que ver con el recorrido de él, de todas sus etapas incluido Virus. Te puedo decir que fue algo emocionante, la verdad. Poder hacer algo en un lugar en donde él estuvo tantos años; él hizo seis años de secundaria porque en esa época eran seis años en el Nacional. Que la Directora me haya abierto el espacio para poder poner las fotos, que estaban ubicadas en un entrepiso, y en el primer piso está el auditorio que es donde se proyectó el documental que dura diez minutos. Y después la charla duró 35, 40 minutos. Quisimos que sea algo concreto y no tan extensivo porque la gente quizás quiere algo más directo. La verdad es que siento mucho orgullo, pero no como una realización personal; nunca quise hacer un libro, nunca imaginé hacer un libro sobre Federico. Lo que siempre quise fue esto, de lo que venimos hablando, que se conozca un poco la formación de él como artista y lo importante que es para la cultura argentina.
Era ya de noche cuando terminamos la nota. Como suele
pasar cuando un tema interesa, el tiempo vuela.
Me resta recomendarles, a modo de complemento del
libro Sin Disfraz, el canal de YouTube de su autor y que figura con su
nombre: Damián Carcacha. Ahí van a encontrar una veintena de videos con
material de audio y visual absolutamente inéditos. Notas como la de Ari Paluch
que Damián contaba que no había entrado en el libro, el mini reportaje de Badia
en el backstage del Festival de la Solidaridad Latinoamericana, un video de las
presentaciones en el Teatro Olimpia de 1982, el documental que se proyectó
previo a la presentación del libro entre otras perlas.
Escribo estas palabras finales escuchando una de las presentaciones de Superficies de Placer en Obras, en noviembre de 1987. Sin duda alguna el ángel de Federico Moura sigue dando vueltas. Vigente, sensible, poderoso y actual. La noble y desafiante tarea de plasmar una completa historia y formación del artista fue saldada.
Sebastián
Matatagui
Muchísimas gracias por su tiempo y confianza a Damián Carcacha. Gracias a Karina Nisinman y a Editorial Vademécum.
Es triste, por no decir lamentable que se haga mencion de los temas que “ aseguran” son de y cantados por federico. Veo la deducción y es una mezla de “ intuicion, con opiniones de personas que sabian poco o nada de su vida como compositor. Oscar lopes que dice que son temas que sobraron de superficies de placer…? Y que alguien vio equipos de grabacion en su casa y eso es todo? Y varias cosas ms que no voy a detallar, porque lo mas grave es la falta de respeto a marcelo y a mi! Trabaje con el en composicion toda nuestras vidas como musicos, y resulta que cualquiera sabe mas que nosotros. Patetica e irrespetuosa deduccion que hacen, asi al pasar y pasar por alto nuestra palabra. Ojala tenga derecho a replica, porque la sensacion es que todos tiene derecho menos nosotros. Bajon
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