Entrevista a JORGE SENNO: “Jorge Pistocchi era, entre tantas otras cosas, un gran organizador social”

 



Hola!

Con esa cordial y sencilla palabra la revista Mordisco recibía, acompañada por una estrafalaria imagen, a sus lectores en 1974 en cuanto empezaban a recorrer sus páginas. Una publicación especializada en rock local e internacional que estaba bajo la dirección de una persona central de la contracultura de la Argentina: Jorge Amadeo Pistocchi.

Jorge Pistocchi, curioso, escultor, dibujante, editor de revistas icónicas como Mordisco, Expreso Imaginario, Zaff!! y Pan Caliente, motivador, impulsor, mecenas de Almendra, manager de Color Humano, La Máquina y Pot Zenda, concientizador, fue una persona que hizo mucho por el Rock Argentino, y a poco de que se cumplieran nueve años de su partida física su figura y su vida llegaron a la pantalla grande a través de la película documental Bajo el sol del rocanrol. El universo creativo de Jorge Pistocchi, dirigida por Omar Neri y Mónica Simoncini de Mascaró Cine. La idea original del film fue del guitarrista, compositor y docente Jorge Senno, quién co-escribió la banda sonora y participó activamente en varios aspectos de su realización junto con el legendario integrante de La Banda del Paraíso, también escritor, director teatral y docente, Rubén De León.

Hola! Es el blues acústico que Jorge Senno toca con slide abriendo Bajo el sol del rocanrol Canto a Pistocchi, el cd homenaje al padre del Expreso … compuesto por Senno y De León, editado en agosto de este año por el sello Mucha Madera como el lanzamiento número 27 dentro de su catálogo.




Bajo el sol del rocanrol Canto a Pistocchi, incluye la banda sonora de la película, así como también otras canciones que forman parte de una Cantata. Son diez temas en donde confluyen una variedad de géneros musicales e invitados estelares que hacen del trabajo uno de los grandes discos de este 2025 en el Rock Argentino. Tenemos blues, como decía anteriormente, un Rubén bien porteño en “Si la patria es la infancia”, un sustancioso rock blueseado “Esperando el Expreso” en la siempre apreciable voz de Claudia Puyó, “Comunidad en los hombres (Hexagrama 13)” que parece venir desde fines de los 60 interpretado por Viviana Dallas y el Coro Gospel. “Plantas que andan”, una pieza rioplatense con vientos, bandoneón y cuerda de tambores. La presencia de Miguel Cantilo como voz principal del folk psicodélico “Little Nemo (Nadiesito)” con un gran arreglo de cuerdas, el carnavalito autobiográfico “La guerra y la fiesta (Pan Caliente)”. El hard rock “La refinería del Dock” en donde volvemos a escuchar a Enrique Avellaneda después de años de no grabar, el candombe progresivo “Luna roja” y el tema central de la película, un majestuoso rock clásico con bronces y un Rubén De León con sus mejores pilchas de rockero.

El disco tuvo su presentación oficial el sábado 6 de septiembre en Abra Cultural en la Capital Federal con Jorge y los Gemelos Verdinet, y varios de los invitados del cd. Días después, en una tarde de viernes que se terminó transformando en noche a lo largo de la charla, hice una entrevista con Jorge Senno en el living de su casa. Rodeado de discos, instrumentos, equipos, mobiliario y una figura realizada a mano por el propio Pistocchi. Hablamos de este disco y recorrimos buena parte de la carrera de Jorge: su relación con Pistocchi y un importante aniversario personal.

Jorge, yo no sé cómo sos con las fechas, si sos de celebrar; en tu biografía figura como una fecha importante de inicio el momento en que empezás a dar clases de guitarra y eso fue en 1985

¡Cumplo 40 años como profesor! Lo tengo muy presente, y como tengo lo del disco nuevo y varias cosas no encontré un lugar como para decirlo porque, realmente, hace 40 años que vivo de dar clases. Y no es poco. Y no sólo no es poco sino que pienso; de los que dábamos clases en esa época no sé cuántos quedamos, digo, laburando, dando clases. Si, si. En realidad fueron los primeros pasos, pero lo tomo como una fecha porque yo ya daba clases ¿me entendés? Lógicamente empecé de a poco. Era otra época y esto que te voy a contar seria impensado ahora porque era todo muy artesanal; yo tenía un amigo del colegio que dibujaba bien entonces le dije “Mirá, haceme un volante de clases. Dibujá esta guitarrita, fíjate que el clavijero es para el otro lado. No me hagas todos zurdos” (risas). Hice un volantito, que el original lo debo tener por ahí. Un volantito cuasi artesanal; hice fotocopias y distribuí por las casas de música. Yo me acuerdo que empecé con 10 alumnos, que era el equivalente a un sueldo. Entonces, como esa época favorecía mucho, la gente tenía toda una avidez de tomar clases y la información no estaba al alcance, y se laburaba mucho. Se laburaba mucho y con relativa facilidad te hacías de un número de alumnos que te permitía vivir de eso en vez de salir a buscar otro tipo de laburo, y además yo descubrí que me gustaba. Siempre lo hice con vocación y buena predisposición; no podría haber durado en el tiempo si no fuera así. A veces no hay demasiadas salidas laborales para el músico y la docencia era, y más o menos sigue siendo pero en muchísimo menor escala, una salida laboral. Pero bueno, hay gente que por ahí lo hacía por obligación. Además, siempre me gustó estudiar y es más; al día de hoy estoy estudiando más que nunca. Estoy estudiando fuertísimo con Gabriel Senanes: después de haber hecho dos años un curso completo de Orquestación ahora estoy estudiando en forma particular y es como ir a la facultad.

En 1985 te inicias oficialmente como profesor de guitarra y dos años después tomás con Claudio Gabis, ex guitarrista de Manal y La Pesada del Rock And Roll, un curso que dio en el Centro Cultural San Martín

En el 87 lo conocí a Gabis. Era la época de su grupo La Nave. Me acuerdo que en el mismo San Martin tocó con La Nave con Claudita Puyó como invitada; hicieron “Dos edificios dorados” y “Despiértate nena”. Mirá, te digo hasta los temas que cantó Claudia. Claro, eso fue una bisagra. Yo había estudiado con mucha gente antes. Había estudiado de chico con los típicos profesores de barrio. En el conservatorio no me enganchaba, hasta que sale Sui Géneris y sale esa cosa de tocar la guitarra; yo quería tocar y la profe no lo sabia tocar. Y un compañerito, un pibito, lo sabía tocar, entonces faltaban las partituras. Entonces mi vieja con muy buena onda me llevó a Ricordi y me compró una especie de cancionero con unos acordes andá a saber cómo, que no eran los originales ni en pedo, pero viene el acorde disminuido y la profe no sabía tocar el acorde disminuido. Y yo era pendejo pero no boludo y digo “Acá hay algo que está fallando”.  Y me frustré a los 12 años y largué la música; fue la única vez en mi vida que largué la música. Pero ya era un melómano absoluto, iba a los recitales: había visto a Sui Géneris, seguía a La Máquina de hacer Pájaros a todos lados, a Crucis, pero claro era un nivel tan alto que no había ni por donde empezar. El guitarrista de Crucis era Pino Marrone … ¿entendés? Y el primer profe que tuve copado fue el Nono Belvis de M.I.A. Los M.I.A. tenían en el Pasaje Huergo, que hoy ya no existe hay como un baldío ahí, un lugar en donde todos daban clases. De esa época lo recuerdo con mucho cariño a Nono Belvis porque aprendí mucho y me enseñó a tocar un blues de 12 compases. La pentatónica, los temas de Almendra, todas las cosas que descubrí que podía hacer y que era muy feliz. Con Alberto Muñoz también estudié.

Además, en plena época de M.I.A.

Era 100 % M.I.A., porque yo me acuerdo haber comprado el disco Cornostípicum por adelantado, que lo tengo por ahí. Después vino Conciertos, M.I.A. con Egberto Gismonti en el Teatro Coliseo, que fue la primera presentación de Gismonti en Buenos Aires, creo yo. O sea que todo eso fue muy positivo. Cuando lo conozco a Claudio Gabis en el 87, bueno, ahí ya fue directamente lo que más quería ¿no? Pensá que en ese momento primero estuvo muy de moda lo progresivo y después el jazz-rock. Y no era como ahora que vos tenés un tipo que estudia chacarera, otro tipo que estudia bebop, había como modas y entonces todos tocaban eso. Y en la época del jazz-rock si a vos te gustaba Eric Clapton te miraban peyorativamente, aunque parezca una gran estupidez. Y nosotros padecimos mucho eso: ser subestimados como si fuera una música menor. Entonces cuando vino Claudio, que encima venia de Berklee ¡olvídense! Además, manejaba una data increíble. Después estudié con él en forma particular; éramos un grupo de cinco alumnos. Estaban Omar Giammarco, Pino Enriquez, otro gran guitarrista. Y a mediados del 89 Claudio se va a Madrid donde reside al día de hoy. Hicimos juntos el libro Armonía funcional muy popular y que hablando de fechas el año que viene cumple 20 años.             

¿Cuánto tiempo tardaron en escribir ese libro?

Seis años. Yo me acuerdo un enero que estuve laburando nueve horas por día, tipo oficina. Todo el día con el libro, para terminarlo. Yo lo llevé a Claudio a la editorial Ricordi; antes yo había publicado los libros Solos redondos (2000), Solos de La Renga (2002) y Solos Divididos (2006). En realidad hay algo más, estamos salteando un poco en el tiempo, pero yo colaboré mucho, por muchos años en muchas revistas principalmente El Musiquero. En El Musiquero tenía una sección dedicada a guitarristas argentinos y latinoamericanos, pero principalmente argentinos. Y así como vos agarrabas la Guitar Player y tenías transcripto un solo de Hendrix nota por nota, con pentagrama con clave de sol, tablatura, todo bien. Yo decía ¿por qué los músicos nuestros si un pibe quiere saber un solo de David Lebón no tiene la misma rigurosidad? Y bueno, empecé a trabajar. Era una columna muy popular, vendía mucho. Incluso fue el momento donde empiezan a aparecer los software de notación musical; la gente escribía a manuscrito en la revista. Al tiempo fui el copista o sea todos me daban las partituras a mí y yo las pasaba a computadora. Era un laburo también. Y bueno, todo eso es precámbrico, pero en un momento fue novedad, y no hace tanto tampoco.

Con Skay Beilinson vos tenés una relación, no sé con Mollo y con Chizo ¿Te hizo algún comentario sobre el libro que publicaste transcribiendo los solos de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota?

Pero no la tenía esa relación. Ellos se mantienen siempre con un gran hermetismo, vos lo sabés. Entonces yo le hice llegar que yo quería hacer un libro y que simplemente me digan si estaba todo bien. Si no les parecía bien no me iba a poner a hacer todo ese laburo que lleva muchos meses de trabajo. Y nunca tuve una respuesta. Alguien me dice “Esa no-respuesta quiere decir hacé la tuya nosotros no te vamos a apoyar pero tampoco te vamos a joder”. Y el libro salió y vendió un montón. Eran otras épocas; con lo que yo gané de ese libro, con la primer liquidación, edité Barraca peña, mi primer disco.  Hasta que una noche, me acuerdo un día de semana que tocaban Kleiman y Bevilacqua con Skay de invitado. Y eran las tres de la mañana y en un momento Skay subió una escalera angosta, esas que son de metal, y yo bajaba. Entonces le digo “Skay ¿cómo andás? El libro era un homenaje a toda tu obra” Y me abrazó y me dio un beso. O sea que siempre estuvo todo bien. Después me invitó a tocar un día. Siempre estuvo todo bien, pero fiel a su manera de manejarse ¿no? Con Ricardo Mollo sí hablé previamente y dio un reportaje. Con Chizo de La Renga hablé después; no lo podía creer: lo miré, me miraba. Me decía “¿Yo?”, “Sí ¿por qué no? Si tenés todo un perfil guitarrístico que es muy masivo”. Y estaría bueno poder continuarlo, tengo ganas de hablar en Melos, con la intención de reeditar un poco el material. Veremos. 

¿Y en algún momento fuiste parte de una banda? Porque siempre te vi con tu nombre y el detalle que siempre la agrupación tiene formato de trio.

Sí, siempre toqué. Mirá; en la época que hablábamos de M.I.A. y del Pasaje Huergo en la primera banda que toque era una banda de rock sinfónico que después se llamó Mandrágora. En ese momento no se llamaba Mandrágora todavía, y grabaron discos y fue una banda conocida en el club del rock sinfónico. Y después, que se yo, toqué con mucha gente: toqué con Carlos Andino como violero un tiempo, ahí lo conozco a Lechuga. Pasa que desde Barraca peña en adelante sí, me avoqué más como a algo solista ¿viste? Hace unos años atrás toqué en la banda de Yulie Ruth lap steel. Después muchas colaboraciones como invitado. Y en trio, también porque es como una situación que uno puede manejar; es la mínima expresión de grupo que suena y que no se te enquilomba demasiado. Me refiero a lo operacional: la cantidad de gente, las movidas

Recién mencionabas Barraca peña, tu primer cd. Después vino Un blues desde el fin del mundo y le siguió En el cosmos no hay error, los dos con diseño e ilustraciones de un gran artista de la contracultura y la historia del Rock Argentino como es Rocambole ¿Cómo es tu relación con él?

Hay una amistad con Rocambole … Y yo opino ¿no?, el caso de Rocambole, el caso de Miguel Grinberg, el caso de Jorge Pistocchi: le debemos a grandes ideólogos el rock que tenemos. No fueron solamente los compositores, los instrumentistas, sino que todo lo nuestro siempre tuvo un plus de movimiento, tuvo un plus ideológico, tuvo un plus de identidad cultural, que no digo que se haya planteado en estos términos pero los resultados fueron esos. Y en el caso de Rocambole que viene desde muchísimo antes que La Cofradía de la Flor Solar, en La Plata como generador de cuestiones. Ni que hablar Jorge Pistocchi; Miguel Grinberg editando en 1961 la revista Eco Contemporáneo ¿viste? ¡Gigante! Tuvimos toda la suerte de tener semejantes cabezas que trajeron tanto contenido. Y siempre es bueno recordarlo, particularmente en el caso de Jorge siempre sentí un halo de injusticia muy grande a su alrededor. Por un montón de razones, algunas están en la película Bajo el sol del rocanrol, y me parece muy bueno tratar de que las nuevas generaciones sepan más en profundidad todo lo que él hizo y todo lo que él luchó. En muchos aspectos extra artísticos incluso, porque era entre tantas otras cosas, un gran organizador social        

Justo me hiciste acordar, vos habías empezado a grabar algo con Miguel Grinberg

Si. Hay un trabajo inconcluso pero grabado, tengo todas las pistas grabadas de la banda, que se llama Opus New York, algo en lo cual trabajamos mucho. Es un libro de poemas que él escribe en el año 64. Fue en el momento en que Los Beatles llegan a Estados Unidos y cantan “I want to hold your hand” y todas las chicas gritando. Fue ese momento en donde estaban la llegada de Los Beatles, John Coltrane, el primer Dylan. Un momento increíble de Nueva York. Él escribe ese libro, que me dio para musicalizar, que trabajamos muchísimo con el primer trio; con Freddy Prochnik en bajo y Damián “Hueso” Casanova en batería, y que lo hicimos ese trabajo. Se demoró al momento de grabar, llegamos a grabar las voces y algunas pistas con la voz de Miguel también. Yo tengo cosas grabadas por él, cosas en vivo, cosas de referencia que están perfectas, y después hay que ver qué se puede hacer ahora con la Inteligencia Artificial de quitar algo y ponerlo. Se puede llegar a hacer algo con algún tema que tenga grabado en vivo y se pueda extraer la voz y sumarlo. Verlo. O si algún tema falta invitar, por decirte, a Rubén de León o a Juan Carlos Kreimer, alguno que lo recite y está todo bien. Y bueno, vos viste cómo es esto, después hace falta tiempo y algo de presupuesto como para poder terminar los proyectos. En todos estos últimos años lo de la película fue algo mayúsculo en cuanto a energía y laburo.   

En el caso de Jorge Pistocchi ¿Cómo fue que te acercaste a él?

En la época de los M.I.A. se hablaba mucho de Pistocchi. Estuvo muy cerca en esa época Pistocchi de Donvi Vitale, y lo respetaban y hablaban mucho de él, entonces siempre había sido un personaje muy importante dentro del underground y alguien muy reconocido por lo bajo. Yo me acuerdo de estar cambiando discos en la placita triangular del Cid Campeador y me acuerdo que apareció Pistocchi y decíamos “¡Es el director del Expreso Imaginario!”. ¡Era mucho más grande que nosotros! Y en ese momento me acuerdo que había comprado Color Humano 1, que está dedicado a él, a una guita como que te dijera 150 lucas, porque ya en esa época eran discos raros. Y me lo había encontrado muchas veces, en la época de los encuentros en el parque: pero nunca había tenido un trato personal porque además como después él se fue a Llavallol muchos años estaba como alejado. Cuando viene a La Boca lo conozco más vía Pedro Conde, pero como él vivía en un conventillo en la Boca y yo nací y voy todo el tiempo a La Boca ya después lo iba a ver. Y fueron alrededor de 13 años en los que yo lo iba a ver frecuentemente; 2002-2015 ponele.

Pedro Conde fue el primero que le escribió una canción: “La historia de Jorge Pistocchi” de su disco Realidad de 1983

Mirá. En el primer disco Pedro le dedica algo. En el sobre interno de A 18 minutos del sol Spinetta lo menciona como uno de los pocos mecenas de los tiempos actuales. En Desatormentándonos de Pescado Rabioso pone Amigo amigo: Jorge Pistocchi. En Color Humano 1 dice directamente “Dedicamos nuestra música a Jorge Pistocchi”. Y cuando el Flaco presenta Artaud le dedica “Ah, basta de pensar”, que hizo en el Chevy de Jorge, a Jorge, a Marta Kelly y a Pablito Pistocchi, que era recién nacido. 

Su nombre sobrevolaba. Me parece que también era alguien de perfil bajo, digamos.

Pero aparte estaba la leyenda de los equipos de Almendra …

Yo lo vi en las redacciones abiertas del Expreso Imaginario que se hicieron, por ejemplo en el Centro Cultural San Martín y el Marquee en la primera parte de la década del 2000 y era de decir cosas pero más bien cedía la palabra. Si uno no conocía quién era no se imaginaba que detrás de él había toda esa historia y sus movidas culturales

Él dejaba fluir alrededor, yo lo entendí mucho tiempo después, porque en general uno está acostumbrado a ese tipo de líderes que baja línea, que tiene un perfil alto; que el ego se manifiesta. El manejaba otro plano de las cosas, pero por más que en los últimos años lamentablemente estaba muy mal de salud tenía un gran poder personal y un manejo energético y grupal mucho más profundo del que parecía en las primeras impresiones. Vos pensá que, todo esto que hablábamos de los equipos de Almendra, las revistas, por usar una palabra que se usa ahora: empoderaba gente. Descubría talentos y es como un director técnico que a un jugador que juega de 6 lo pone en otro puesto que no es el puesto de él y resulta que después es el mejor de la Argentina. Ahí en la película cuenta el Negro Fontova, él dibujaba bárbaro, cantaba bárbaro, componía bárbaro, un multitalentoso, y Pistocchi lo pone de diagramador del Expreso Imaginario ¿viste? Cosas así todo el tiempo. Tenía esa cosa de habilitadora, y eso lo tiene alguien que no es mediocre. Lo tiene alguien que no está compitiendo, que no está midiendo, que no está buscando sacar ventaja de las situaciones.

La película llega hasta comienzos de 2000. Esos últimos años faltan

Pero hubo más cosas, porque hubo cosas con Hermética en La revancha de América, me contaban, una muestra en el Centro Cultural Recoleta. Todo tenía un límite, la película tenía un límite, el presupuesto tenía un límite y las historias son interminables … En realidad, nosotros tampoco nos propusimos tener una historia oficial ni muchísimo menos. Ojalá que sirva para que otros que también participaron de otras cosas lo puedan documentar y contar otro tipo de cosas. La experiencia de Radio Expreso Imaginario en FM La Tribu. Esos programas están grabados; ojalá se pueda hacer algo con eso. Estaba Pipo Lernoud, estaba Alfredo Rosso, estaba Claudio Kleiman, Jorge y el conductor era Rubén de León. Era un lujo. Pero Pistocchi se iba, volvía. No es que estaba ahí como un periodista; estaba … Yo me acuerdo que era impresionante porque, esto habrá sido no sé segunda semana de diciembre de 2001, y todo el mundo hablaba que había medio quilombo. Y todos daban como un discurso. Y yo me acuerdo que Jorge estaba hablando con Donvi y un par de pibes en el bar, y pintaba para el cierre pero no participaba mucho del programa, al menos en esa ocasión. Y entonces le pregunta Rubén “Y vos Jorge ¿Qué opinás?”, “Y yo siento que estamos en el Titanic, y que esto explota”. A los tres días: ¡PUUUM! 2001 ¡Él tenía una especie de sintonía! De todo lo que se venía hablando, que eran conjeturas, y él dijo “No. Va a pasar esto ya”. Ese tipo de cosas ¿no?

Y en algún momento vos te interesas particularmente por dejar testimonio de él, porque yo me acuerdo que hace mucho, él ya había fallecido, me comentaste que tenías muchas horas de grabaciones de diálogos con Jorge ¿Eran audios o son las entrevistas que se ven en Bajo el sol del rocanrol?

Fue así. Por un lado, ya te decía, nos juntábamos, charlábamos, a la mañana. Todo un disparate que era el conventillo. Pero a su vez yo charlaba con Jorge y aparecían conversaciones, aparecían cosas. Y yo me tomé el trabajo … él estaba muy dolido con todo el tema del Expreso imaginario etc, y tenía una especie de trauma ahí. Entonces yo me tomaba el trabajo de llevarle las revistas, y de alguna manera empezó como a recapitular, a volver, a pensar algunas cuestiones y yo llevé el grabador y empecé a hacer reportajes. Le decía “Jorge mirá, mañana vamos a grabar acerca de Mordisco”, “Si, si negrito”. Terminaba hablando de Los Caldeos, de Babilonia, volvía con Mordisco … En el marco de Jorge que era maravillosamente de esa manera, por suerte. Y él se da manija y empieza a escribir un libro, donde me pone como entrevistador: pone JS la pregunta, JP la respuesta. Pero las preguntas eran “¿Vos opinás que el primer peronismo influyó …?” y le digo “Jorge ¡esta no es pregunta mía! ¡Yo no te pregunté esto!” (risas) “Asumí vos, escribí vos el libro, poné lo que quieras”, “¡Sabés que tenés razón negrito!”, y empezó a escribir un libro que lo trabajó hasta el último día de su existencia. Ojalá salga, lo tiene una hija. Insistí todo lo que pude para que saliera ese libro, esperemos que salga en algún momento. Paralelamente un día, yo soy amigo del director de cine Omar Neri. Yo hice la música de varias películas de ellos Mascaró Cine. Ellos se dedican a otro tipo de investigación más bien política, documentales de los 70. Y les digo “Muchachos, tienen que filmar a Pistocchi. Está mal, lo internaron varias veces en el Hospital Argerich, y no pueden no quedar documentadas las charlas con Pistocchi”. Y ahí fue que lo empezamos a filmar, y filmamos hasta donde pudimos que fue hasta la época de Pan Caliente. O sea que eso también fue otro límite. Después, bueno, Jorge fallece en 2015, y en determinado momento, que vos participaste y viniste a Excursionistas y a La Pana Rock en La Boca, ahí filmamos, ahí rodamos. Y en el medio Rubén de León me propone musicalizar una cantata que el escribía sobre los temas de Jorge. Sobre los temas, no sobre “El Expreso imaginario se editó tal día” sino una historia real que eran dos pibes, un pibe y una piba, de un pueblo del interior y que la revista tenía que salir el 3 de agosto. Ibas el 3 de agosto y no estaba, el 10 de agosto tampoco, el 17 capaz que sí. Entonces iban siempre a buscar la revista; los dos únicos rockeros del pueblo porque no había más ¿viste? Y ahí surge el amor entre ellos, que se yo, para contar también lo que era el Expreso en el interior, que era recontra importante. Yo sabía de Abonizio, de Baglietto, de Pablo El Enterrador a través del Expreso. De Redd de Tucumán, de Cerioni, de Altablanca en Mendoza, de Virgem en Santa Fé. Sabíamos todo.

Entonces las filmaciones de Pistocchi que llegan a hacer son de la última época

Si, alrededor de 2012 o por ahí. Hubo un momento que dejamos de filmar, y volvimos a filmar el fin de semana antes que fallezca; creo que ese material no se usó. Él ya tenía un deterioro de salud complicado.

Y el audio que habías registrado entrevistándolo …

Eso lo tengo yo, y en algunas partes de la película lo usamos. Una de las decisiones acertadas fue que hable Pistocchi en primera persona. O sea que el relato sea Pistocchi. No alguien que lo interpreta, alguien que se sienta el que tiene la historia oficial. No, no que hable Jorge y cuente la historia. Y así siempre lo entrevisté yo, un poco corriéndome del relato. Interviniendo si hay alguna pregunta, algo que orientar; o tocando. Hay una parte que empieza a contar como que se queda sólo en la ingratitud de la gente, eso es de los reportajes. Y ahí lo mezclamos con imágenes. Conseguimos mucho material: Claudio Valdata dio fotos, Carina Marcucci, la hija del gran periodista Carlos Marcucci que es el que escribió el libro de Almendra, nos dio fotos inéditas incluso de la redacción de Pan Caliente. ¡Vos viste que hay material inédito de Super 8 del Festival Pan Caliente en Excursionistas!

No sabía que eso existía

¡Nosotros tampoco sabíamos! A ese material llegamos a través de Claudio Keblaitis, que había escrito en el Expreso Imaginario y por las vueltas de la vida llegó a ser presidente del Club Atlético Independiente. Entonces había un tal Guillermo Micunda que lo había filmado y nos lo ofrecía. Hay una parte que está Rosanrol en la boletería, que eso no sé por qué no lo pusieron. Un plomo histórico. Investigamos mucho.










Yendo al cd que acaba de publicar el sello Mucha Madera hace poco más de un mes Bajo el sol del rocanrol. Canto a Pistocchi; dentro de las composiciones que hiciste con Rubén De León hay canciones inspiradas en historias que están en el libro que Jorge había empezado a escribir y del cual me hablabas recién

Hay relatos, como yo te decía de “Esperando el Expreso”, que eran cosas que charlábamos. Obviamente muchas de las cosas que charlábamos él las escribía. “Si la patria es la infancia”, eso sí es un relato de él. Eso está tomado de un párrafo, me parece: la parte del conventillo que está como contado en primera persona. Ese sí. Después, “La guerra y la fiesta (Festival Pan Caliente)” es algo que escribí yo. Me refiero a que Rubén decidió ponerlo de esa manera; que lo cuente yo en primera persona. “Bajo el sol del rocanrol” surge de cuando Pistocchi cae en cana en Devoto y se encuentra en el patio con un changarín, tatuado, que era el rey del baile del rock and roll de un lugar que se llamaba el Parque Japonés, que quedaba en donde hoy está el Hotel Sheraton. Yo no lo llegué a conocer. En el Parque Japonés había concursos de baile de rock and roll, ahí fue campeón Pajarito Zaguri. El Parque Japonés era una cosa extraña en donde había, la letra de Rubén es perfecta “chamamés, boleros, tangos y de pronto un Rocanrol”, entonces había familias que llevaban a los nenes. Había prostitutas, porque estaba el puerto. Era una mezcla rara, según lo que cuentan. Y la mayoría de los changarines, la mayoría de los tipos que laburaban en el puerto, eran más bien tangueros, con una personalidad melancólica. Y a este tipo que era el campeón del baile del rock and roll Jorge lo conoce, y es el primer contacto que él tuvo con el rock and roll. O sea, no fue a través de Bob Dylan, ni La Cueva, ni Pipo Lernoud; fueron los 50, y fue Little Richard, Elvis Presley indudablemente y toda esa movida. Y él se fascina con ese personaje. Eso fue por esa época; muy anterior al Rock Argentino. Y después Jorge tenía todo un perfil artístico de escultor … Siempre estuvo muy presente la escultura en él, el dibujo, los afiches de La Máquina por ejemplo. Y además, toda esa gráfica loca del Expreso estaba en su cabeza. O sea que la parte artística … alguna vez se lo restringió unicamente con un periodista ¡nada que ver! Es no haberlo entendido o no haberlo valorado en toda su magnitud a Pistocchi. Lo digo porque lo dijo gente muy importante, si no no lo digo. Era organizador social, filósofo. Un personaje mayúsculo, de una gran generosidad.

La letra de “Luna roja” que dice “Protéjanme que yo los recuerdo” ¿Es una frase que dijo Pistocchi en algún momento?

No. Es una frase mía con características de pregón y que cerró todo para el final de la película. Pero no está hecha para eso.

¿Cómo fue el vínculo que tuvo él con los tambores de la Boca?

En determinado momento Pedro Conde lleva a que guarden los tambores en el conventillo, porque guardar los tambores es algo importante: son muchos tambores, tiene que ser en un lugar seguro, no tienen que mojarse. Entonces, Jorge ya estaba muy jodido ahí de salud, y empezaron a curtir ahí en el conventillo: guardaron los tambores, tocaban. Cuando falleció Jorge quería que lo despidan los tambores y lo despidieron los tambores. Lo despidieron en la vida real y lo despidieron en la película; tenés que elegir tantas cosas y a lo mejor elegís elementos simbólicos. A través de los morenos está un poco todo lo que él planteó de integración de los pueblos originarios, de integración del otro, porque fue absolutamente consecuente con eso. Y por eso esos testimonios que aparecen al final donde no hablan grandes estrellas, es la gente que estaba con él ¿viste?    

La verdad es que es un mega-proyecto: la película, la banda de sonido, y veo que el disco es una comunión autoral con Rubén De Léon y la participación de muchos músicos invitados, artistas. ¿Cómo encararon la composición? Están las canciones que se pueden escuchar en la película y hay algunos temas más que corresponden a una Cantata a Pistocchi

Si. Llevó bastante, bastante tiempo. La obra completa de la Cantata, lo que está compuesto, ya está grabado; hay mucho más texto de Rubén. Él un día me entregó un mamotreto que escribió en poco tiempo y yo empecé a trabajar. Rubén tenía ideas muy, por ahí, por fuera de lo que uno trabaja, de decir “Y acá vamos a hacer una milonga del estilo de Sebastián Piana” ¿viste? Y yo conozco, pero me tenía que poner a escuchar y a estudiar un poco como para poder trabajar eso. Una cosa es que uno haya escuchado, porque a mí me gusta mucho escuchar música, pero en cambio si te dicen “un tema onda J.J. Cale”, lo sé de taquito cómo se toca eso. Pero hubo una parte muy intensa donde avanzamos mucho que fue la pandemia; durante gran parte de la pandemia estábamos los dos atravesando situaciones familiares muy complicadas y mi única salida era ir a lo de Rubén una vez por semana y uno en cada ángulo, como si fueran las esquinas de un ring, en diagonal, con el barbijo y a cinco metros de distancia, componiendo. En una situación de pandemia donde vos no sabías siquiera si ibas a sobrevivir. O sea que gran parte de ese material fue compuesto en esas circunstancias de extrema hostilidad. No puedo dejar de mencionar, por supuesto, a los Gemelos Verdinet: a Lechuga Beckerman, en batería y percusión, y a Facundo López Burgos, en bajo, porque ellos son los que motorizan lo que uno compone, entonces, si bien uno compone un huayno con la guitarra después la banda lo desarrolla y, en el caso de Lechuga, arma todo un set de percusión y de arreglos de percusión, muy importante.  Por otra parte, la mano arreglos de cuerdas y de bronces las escribí yo; arreglos de coros, de guitarra. Esa es como otra parte del trabajo.    

¿Cómo conoces y cuando empezaste a trabajar con Lechuga y Facundo, los Gemelos Verdinet?

Mi trio actual, los Gemelos Verdinet, son dos viejos amigos míos. Con el baterista Fernando Lechuga Beckerman yo toqué en el año 1995 en la banda de Carlos Andino. Ahí lo conocí. Luego, cuando se fue Hueso, el baterista del primer trio, entró un alumno de él que era el hijo de Lechuga: Martín Beckerman, con el cual grabamos el disco y DVD en vivo La noche que quedó grabada. Martín tocó bastante tiempo; ahora es un number one que toca con Duratierra, con Milo J, está haciendo una carrera impresionante. Y cuando se va Martin entra el padre, Lechuga, que era amigo mío y aparte siempre estaba de invitado, lo poníamos en percusión. Estaba medio adentro, lo mismo que Facundo que reemplaza a Freddy Prochnik. Facundo es otro viejo amigo mío, que lo conozco desde fines de los 80 como mínimo, o principios de los 90. Él fue violero de Claudia Puyó mucho tiempo, y conmigo era guitarrista invitado. Él en realidad es guitarrista, como también hacia cambios con Freddy Prochnik cuando de repente era un día de semana y Freddy no podía venir por trabajo, o por razón X, siempre tocaba el bajo. Fue como un cambio natural, y con ellos estamos hace unos cuantos años.

Comentame acerca de los invitados en el disco Bajo el sol del roncanrol

Los invitados, de lujo, que tuvimos aportaron muchísimo. Por ejemplo, Luis Borda llevando la rítmica de la milonga; digo Luis porque por ahí no es de los que más se nombra. Los cantantes, es evidente: Miguel Cantilo, Claudia Puyó, Enrique Avellaneda, las cuerdas, Franco Capriati en armónica, toda la ficha técnica que está detallada en el librito del cd. Todos ellos son inmensamente importantes.  

Miguel Cantilo está radicado en España ¿Les mandó su parte registrada desde allá o se vieron?

Él grabó acá, en el estudio que él tiene creo que en Parque Leloir, pero me mandó la grabación

Yo no sé si cuando empezaron este trabajo con Rubén tenían una idea de lo que podían llegar a producir juntos, si habían hecho algún tema anteriormente o algo, pero en definitiva resultó ser un trabajo muy fructífero y muy amplio en cuanto a géneros musicales

Si. Nos pone muy contentos haberlo podido desarrollar. Primero que nada, tiene que tener swing, tiene que estar la base sonando. Por eso empecé mencionando al trio; porque se curte mucho, porque se ensaya con la vieja escuela y se le da hasta que suene, y yo les llevo discos y los vuelvo locos haciéndolos escuchar todo. Y corregimos tal línea de no sé qué porque “Mirá; en realidad fíjate que está acentuando acá y no acá”. Entonces, todo ese laburo que no se ve, es muy grande en el trío, muy grande. Después, me refiero, hay cosas que son grandes aportes pero que te legitiman y de alguna manera son un número puesto; si vos componés un huayno y viene a tocar Nuria Martínez, lo legitima, le da el swing, el color y es lo que es ella tocando eso; la mejor que hay tocando aerófonos. Y con Rubén previamente no habíamos compuesto. Fue esto, salió para este lado. Y hay más cosas, no está terminado pero hay bocetos. Hay un montón de cosas grabadas.




Hay otra cosa, y esto es algo que te destaco a vos ya desde hace muchos años, que hay músicos muy importantes en la historia del Rock Argentino que no reciben el trato y el lugar merecido para tocar, y uno los pudo o los puede ver como invitados en tus conciertos. Fue el caso en su momento de La Banda del Paraíso (Rubén de León y Daniel Manzini), Enrique Avellaneda Díaz, ahora en el disco está también Luis Borda que fue de Ave Rock.

Varias veces toqué con Rubén y Daniel Manzini, y está en La noche que quedó grabada que quedó filmado, además. Lo que manda siempre es la canción, porque por decirlo de una manera: el hecho de que hay gente que no esté por ahí todo el tiempo tocando, en los medios o con cierto protagonismo no quiere decir que no estén haciendo cosas o que canten fenómeno ¿me entendés? En el caso de Enrique Avellaneda, él pertenece a una manera de cantar que la encontrás con lupa; que es la vieja escuela de Javier, de Alejandro, de él. Horacio Fontova cuando cantaba rock y blues, muy de vez en cuando, cantaba eso. Todos los que tocan y cantan acá son pistocchianos: la voz de Enrique, la voz de Claudia. Miguel Cantilo son todos muy del palo de Pistocchi. Ahí hice una selección de gente que estuviera muy comprometida, y Enrique Avellaneda era muy amigo porque Jorge había sido manager de La Máquina. Y aparte yo lo escuché cantar y dije “¡No, en “La refinería del Dock” tiene que cantar Enrique de acá a la China!”. En este caso hay un extra que es como una cuestión espiritual con respecto a Jorge de determinada gente que fue parte de su vida, pero lo que manda es la canción; que si hay alguien que está llamado es porque uno se da cuenta que es esa la persona que va ahí. No importa que sea famoso. O Rubén cantando una milonga, que la cantó de puta madre y no hay quién cante con esa manera de hablar. ¡Mi viejo hablaba y era tango! Su manera de hablar era la de los tangueros. Entonces cuando Rubén hace esa milonga canta con un montón de impostaciones, y eso me gusta mucho rescatar como cosas culturales. Pero a todo eso le tenés que dar un marco de producción, que es lo que no se ve, porque está grabado con el mejor micrófono, en el mejor lugar, está recontra pre-producido en mi casa. No es que lo tiramos ahí y las cosas pasan, no; hay mucho trabajo antes.

Y en lo que es la película vos también tuviste mucha participación, no sólo en la música sino también entrevistando. O conduciendo los eventos junto con Rubén en la cancha de Excursionistas y en La Boca.

Y las entrevistas las hicimos nosotros; en las partes de la película en donde se ve solamente a las personas contar la gente habla pero estamos nosotros preguntando. Las de estudio, o la investigación histórica de las revistas etc. Los lugares incluso: La Pana Rock en La Boca. Esto fue un trabajo en equipo, cabe decir que todo el mundo hizo y todo el mundo puso.

La noche que quedó grabada también la había hecho la misma productora

Con Mascaró Cine, sí. Dirigida por Omar Neri y Mónica Simoncini. Yo a Omar lo conocía desde mucho antes.

La película también tiene una estética de dibujos en algunas partes, tal como el que ilustra el afiche y la tapa del cd realizado por Rocambole, y las animaciones con los dibujos le dan un sentido muy alegre a Pistocchi …

Es que Pistocchi era un tipo alegre, con humor. Un tipo de mucha creatividad; lo peor que podía pasar con un documental de Pistocchi es que sea, o bajón o aburrido. No hubiéramos retratado lo que era Jorge que era plena creatividad. No sé si lo hemos logrado, pero sí apuntamos a eso.

Por otro lado, hay un disco que estás haciendo y que ya lo anticipaste en vivo a fines de 2023 que es Los Espejos del Plata ¿en qué etapa de realización está ese otro álbum?

Del disco que grabamos Los Espejos del Plata tenemos seis temas, o sea que por ahora es un ep. Falta un tema, “Temporal”, que no está subido. Lo fui subiendo como simples, para después formar el concepto de subir el disco completo. De “Temporal” hicimos un video en vivo que lo filmó la gente, y de todos los celulares Omar Neri armó una especie de edición. Se tomó un trabajo descomunal. Y “La luna roja” me lo pidieron para la película. Los Espejos del Plata tiene varias características, porque está grabado en cinta abierta, tiene un sonido bárbaro. Llegamos hasta ese punto; nos superó luego el mensaje de “tenemos que filmar la película”. Cuando nos dijeron que teníamos que filmar, y todo el esfuerzo descomunal que fue armar la película. Y terminar de componer, y grabar toda la música de la película y los temas extras que componen Bajo el sol del rocanrol, bueno, ahí estamos. Sacamos Bajo el sol del rocanrol y estamos dilucidando con los muchachos cómo definimos finalmente el disco: si lo editamos así como un ep, o le sumamos tres o cuatro temas el año que viene y sacamos un disco completo donde está, a diferencia de otros trabajos, la presencia de los tambores y del candombe. Con los tambores también hay más material, entonces tal vez compongamos sobre eso. En fin, como hablábamos, el tiempo es acotado y uno va haciendo todo lo que puede, pero en líneas generales la idea es esa.



El JORGE SENNO TRIO se presenta el 14 de diciembre en El Fauré de Avellaneda, Av. Hipólito Yrigoyen 351, Avellaneda.

Muchas gracias Jorge Senno y Luis María Calcagno de Discos Mucha Madera.


Sebastián Matatagui


Comentarios