El domingo, con la realización de la 4ta jornada
bautizada oficialmente como “Día Extra”, se completó la edición número 12 del
festival Quilmes Rock. Durante dos fines de semana consecutivos se vivieron en
Tecnópolis decenas de recitales y la posibilidad de ver a bandas y solistas del
calibre de Andrés Calamaro, Rata Blanca, Los Fabulosos Cadillacs, Ratones
Paranoicos, Hilda Lizarazu, No Te Vagustar, Babasónicos, Los Auténticos
Decadentes, Miranda!, Las Pelotas, David Lebón & Pedro Aznar, Los Pericos,
A.N.I.M.A.L. En este caso estoy mencionando sólo a algunos de los más
renombrados de las tres primeras fechas.
El jueves recibí el mail de invitación, y el viernes
la entrada digital, para poder cubrir como cronista la cuarta fecha del
festival; la más esperada. El headliner en mayúsculas eran Los Piojos, quizás la
banda más importante del Rock Argentino de los 90 para acá, por trascendencia,
cantidad de temas que lograron un espacio privilegiado en el gusto popular, por
masividad, por tener entre sus filas a uno de los frontman más destacados de
esta historia etc. Cuatro meses atrás el grupo oriundo de El Palomar volvió a
presentarse en vivo, después de un parate de 15 años. Una de las fechas
anunciadas en los últimos meses de 2024 fue la de este Quilmes Rock 2025 (la
banda tuvo tres participaciones anteriores en la historia de este festival; una
en Ferro y dos en el estadio River Plate).
Esta vez el acceso fue por los laterales del predio en
su cara a la Gral Paz. A un costado ya había huestes con el inconfundible logo
del piojo presente en banderas, cuerpos y remeras haciendo una previa.
Nuevamente atravesé el portón gigante en cuya cima se alternaba en luces led un
cartel de “Bienvenidos”, el nombre del predio y el logo de la actual edición
del festival, y empecé a recorrer el largo camino que llevaba al cruce que
dirigía a los otros recorridos que llevaban a los distintos escenarios. Seguía
estando el cisne promocional de Miranda! (a la salida comprobé que sólo quedaba
la base y la estructura del pájaro había sido retirada), stands de merch
oficial, carteles indicativos, un stand de Cif, Maní King, el punto de
encuentro de Esto es Off The Wall, un lugar de peinados sobre un espacio
patrocinado por una empresa de hamburguesas y promotoras del repelente
anti-mosquitos Off! que en el camino rociaban a voluntad, ofreciendo protección
contra insectos a los visitantes.
Los shows empezaban media hora antes que en la primera
fecha, y por una demora involuntaria no llegué a ver algunos temas en el
escenario Geiser como tenía previsto así que cerca de las 15 horas me dirigí a
los Escenarios Principales para ver, en el denominado Rock, a Julieta Rada. De
muy agradable voz e interpretación Julieta, quién lleva cuatro álbumes
editados, hace una fusión de soul con candombe, funk y pop. Se desplaza con
mucha soltura por el escenario. Dentro de su banda está en coros Mia Folino,
hija de Hilda Lizarazu. Mia se presentó en tres facetas a lo largo de este
festival: como invitada de su madre en el tema que representó al show Hilda canta Charly el primer día, una
semana después al frente de su propia banda dando a conocer su flamante disco Fuga y en la apertura de este stage
como corista. Julieta está presentando su disco Candombe, publicado el año pasado. Entre los temas hizo
“Encendida”, de su primer cd Afro–Zen,
y una versión de “Malísimo” de su padre Rubén.
Finalizado ese set hice unos metros al escenario
Quilmes ubicado justo al lado, el otro de los principales, porque en minutos
iba a tocar Manu Martínez. El frente y los alrededores de ese escenario, y su
pequeña pasarela, ya se empezaban a poblar porque, claro, ahí iban a tocar los
principales convocantes de la jornada. Para eso faltaban varias horas, pero si
en algo están ligados es que Manu es hija de Andrés Ciro Martínez. Esta es su
segunda presentación en un Quilmes Rock y lleva dos discos publicados. Frente a
su banda Manu empezó cantando y tocando guitarra acústica. Su interpretación es
tranquila y con presencia.
Casi la totalidad de su presentación se basó en temas
de su autoría, y un cover de Julieta Venegas en donde se acercó por la pasarela
para invitar a la gente a hacer el coro de “Eres para mí”. Entre sus temas hizo
“Azul”, “Manantial”, “Y vos decís que me gustás”. Por unos temas dejó la
guitarra y recorrió más el escenario acercándose al público. Siguieron “Fuimos”
(volviendo a la guitarra), “Fotos del ayer” y “Cuando el sol está así”. Muy
aplaudida, Manu ya empieza a cosechar su propio público.
Abandoné por un rato ese sector y fui al punto del
escenario Geiser adonde ya estaban agitando Los Mentidores, con su coctel de
blues, rock y boogie woogie. Con un estilo emparentado a bandas como Memphis o
La Mississippi (que iba a tocar ahí mismo unas horas después y que ya sabía que
no iba a poder presenciar) mantenía ese sonido siempre vigente que en los 90
gozó de una gran popularidad. El grupo editó Los Mentidores en 2017 y Tipos
serios en 2020. En el bajo está el productor de shows y creador del
festival Cosquín Rock José Palazzo, en la voz y guitarra Franco Ronchetti, en
batería Claudio Grimau, en guitarra Diego Rayo Mari y Fernando Ormeño en voz y
armónica. Pude verlos apenas por un par de temas, uno de ellos “No vuelvo a
casa”.
Llegué al domo Enigma para presenciar el show de La
Nave Terrenal, trio de hard rock formado por Julio Cesar Crivelli en guitarra y
voz, Emilio Paravisi en batería y Nikki G en bajo. Ese escenario tenía un poco de delay en los
horarios, por lo cual pude ver sólo los primeros tres temas: “Animales del
espacio”, “El tigre”, del disco Océano
de Fuego de 2021 y un blues con aires de baguala presentado como una
“canción de amor y satanismo”. El sonido en vivo sonaba más duro que lo que
escuché de los temas subidos a las plataformas.
Yendo nuevamente al escenario Geiser, viendo el
creciente número de público que iba a los distintos destinos musicales, stands
y sectores gastronómicos, escucho la voz de Ale Kurz llegando desde lejos
haciendo la Redonda “Un ángel para tu soledad”. Me dispuse a ver la primera
banda histórica del día, Duna. Minutos después subieron Ale Villa (guitarra y
voz), Raúl Arbelbide (guitarra), Marcos Marafioti (Batería) y el integrante más
reciente Mauricio Lamónica (bajo). Duna publicó su primer disco en 1987, Un grito más en 1989 y el cd Claroscuro, grabado en vivo en el
Teatro Español de Trenque Lauquen, editado en 2015. En los 90 Ale Villanueva,
Marafioti y el bajista original de Duna, Luciano Del Bene, formaron Abejorros, publicando
Por unas monedas en 1993 y Partido, revancha y bueno de 1997. En
la nueva etapa de Duna se incorporó temas de Abejorros al repertorio. Abejorros
fue la primera banda en telonear a Paul McCartney durante los tres días de su
primera visita en diciembre de 1993, Duna abrió para Ringo Starr en marzo de
2015 en el Planetario.
El recital comenzó con “Mente moderna” y siguió con
“La célula que explota”. Había gente que conocía bien a la banda, y a la hora
de pedir temas ganaba “Final Marruecos”. Siguió “Calle abajo”, tema de difusión
del primer cd de Abejorros. Siguieron con el bello y sentimental “Barrilete”,
canción más reciente, y luego volvieron en el tiempo, a la época del dark en
Argentina, para hacer “Un grito más”. Finalizada la siguiente, “A costa de
vivir”, lamentablemente por este tema de las muchas bandas y horarios que se
superponían tuve que partir para los “Escenarios principales”, a varias
cuadras. Me perdí de escuchar el hit, y la verdad es que es muy bueno lo que
siguen haciendo. Busquen, por ejemplo, “Esta vida”, en donde Villa comparte
vocales con Chizzo Napoli de La Renga. Duna es una banda que todavía no recibe
su justo reconocimiento.
En el escenario Quilmes la fiesta estaba en las manos
expertas de Kapanga. Ya la concurrencia había aumentado notablemente, no
solamente por el público fiel de la banda surgida en zona sur a mediados de los
90, sino por los piojosos que ya se
iban asegurando su lugar para el nuevo ritual. El “Mono”, Martín Fabio,
cantante y showman como pocos, desparramaba carisma con una llamativa camisa.
Todavía no había llegado al sector, pero ya se escuchaba el comienzo de “El
universal”. El público que circulaba por esa parte cantaba el tema que es uno
de los clásicos del grupo. Su presentación estaba cerca del final, pero todavía
faltaban un par de temas. “La crudita”, el infaltable “Me mata”. El Mono dijo
“Señor Juez, tiempo cumplido” y cerraron su parte en el festival más arriba
todavía, con su imbatible “El Mono Relojero”, en donde combinan el ska y
Mozart! Recomendaron ir al recital de Los Tabaleros, grupo que potencia el
folklore con rock y punk, que tocaban dos horas y media después en el escenario
Enigma.
A continuación, vi prácticamente completa la
presentación de Massacre en el escenario contiguo. Otro grupo histórico,
liderado por Guillermo “Walas” Cidade. Nacidos como Massacre Palestina a
comienzos de la segunda mitad de los 80, tienen un reconocido lugar como grupo
alternativo, pioneros del llamado skate punk. Disfrutados en varios puntos del
planeta, Massacre presenta su disco Nueve
editado el año pasado, con la particularidad de ser un nuevo trabajo
discográfico en mucho tiempo, incluir invitados como Vicentico o Santi
Motorizado y que contó con la dirección de tres productores, uno de ellos
Gustavo Santaolalla. Wallas saludó y agradeció entre canciones de manera amorosa, con mucha efusividad como lo
suele hacer. Además del cantante, la banda forma con Pablo “Tordo” Mondello en
guitarra, Charly Carnota en batería, Luciano “Bochi” Facio en bajo y “Fico”
Piscorz en guitarra. La escenografía adicional incluía un casco de astronauta,
maniquís y un busto con una peluca. Walas cuenta que se había olvidado el DNI
por lo cual tuvo complicaciones para entrar. “Massacre es compra, venta y
canje” aulló antes de hacer “Te veo al revés”. Siguieron con “Te arrepiento” y
se escuchó por primera vez el audio de un Diego Maradona enardecido, tomado de
una declaración a la prensa en 1991, defendiendo a los jubilados. “Querida
Eugenia” fue la siguiente y visitaron uno de los nuevos temas con “Ella va”.
Este ambiente sonoro lisérgico dio paso a un clásico de 30 años atrás “Plan B:
Anhelo de satisfacción”, muy coreado por la multitud. “¡Quiero agradecer a la
gente que dice que Massacre es la Octava Maravilla!” lanza el cantante antes de
hacer ese tema del emblemático álbum El
Mamut. Otra del disco nuevo, “La máquina del tiempo” y viajaron a Ringo (2011) para hacer “Tanto amor”.
Con miras al próximo show me fui alejando, aunque las bondades del volumen y la
potencia hicieron que pudiera ir escuchando las siguientes dos canciones: “Crua
chan”, cover de sus admirados Sumo, banda contemporánea en los inicios de
Massacre, y por último “La reina de marte”.
El siguiente destino fue, una vez más, el Geiser. En
este caso tocaba La Mancha de Rolando, una banda que tiene un par de temas que
admiro y me debía la experiencia de verlos en vivo desde hacía varios años.
Cuando llegué el show estaba recién empezado, teniendo en cuenta el horario.
Mucho público con banderas, algunos fans de Los Piojos que pasaban previamente
y muchas gargantas vociferando sus hits. Cuando llegué estaban haciendo “Mago
de la lluvia (Ese tren)”. Siguieron con “Calavera”, de su reconocido Viaje. De campera negra, cubriendo una
musculosa, y lentes de sol, el cantante Manuel Quieto anuncia un carnavalito
que la banda tocó en el primer Quilmes Rock al que fueron invitados, en el año
2004: “La planta”. Facundo Piñero en batería, Matías Sobrado en teclados y Manu
Acosta en guitarra junto al cantante y guitarrista siguieron con “Carolina”, y
luego del cd Espíritu “Chino” y
“Cabrón”, dos temas bien reconocidos. Durante “Cabrón” Quieto rapeó parte de la
letra de “Matador” de Los Fabulosos Cadillacs. A continuación, hicieron uno de
los temas que yo más esperaba. A mi gusto una de las mejores baladas del Rock
Argentino: “Donde vamos”. Diría de las mejores de los últimos veintitantos
años, pero en realidad es una maravilla en cualquier momento; atemporal. Se ve
que mi apreciación no dista mucho de la de otras personas ya que todos lo
cantaron con muchas ganas, muy enfáticamente y fue una gran fiesta emotiva. Y
qué decir de lo que siguió, si el siguiente tema fue “Arde la ciudad”. A esta altura
innegablemente un clásico. Tributaron a La Renga con “El revelde”. Manu Quieto,
quien esa madrugada había tenido un incidente con un motociclista del que se
tomó masivo conocimiento a partir del día siguiente, recordó que todavía somos
campeones del Mundo en fútbol. Besó una camiseta de la Selección Nacional que
luego tiró al público. La Mancha se despidió con “Antes”. Final en alto para
una banda que ya pasó las tres décadas, que más de uno pedía para los
escenarios principales.
Mientras hacía el recorrido al escenario cubierto
sonaban a lo lejos, desde el Quilmes, Los Caballeros de la Quema y su público
cantando otro clásico de fines de los 90 “Avanti morocha”. Fue uno de los
recitales que por horario lamenté no poder presenciar.
Uno de los condimentos especiales que tenía esta fecha
fue el regreso de una banda que allá por 2004 publicaba su primer cd. Yo los
descubrí en 2006 gracias a una gran balada que recordaba al desaparecido parque
de diversiones Italpark y su correspondiente video clip que traía gran cantidad
de imágenes del lugar homenajeado. Su nombre es un homenaje al seudónimo
adoptado por Donald James Yarmy, el actor y comediante que será eternamente
recordado por encarnar al entrañable Super Agente 86, Maxwell Smart. Don Adams
ya había tocado en un Quilmes Rock, en la segunda edición, realizada en Ferro
en 2004. Ellos publicaron un ep y otro disco más, Segunda Temporada Completa, antes de separarse en 2008. Diez años
después tuvieron un primer regreso y durante 2019, además de hacer varios
shows, registraron un nuevo material publicado en plataformas digitales Vol. 3. Durante esa década de ausencia
la banda se diversificó en grupos como Monovisión, Boxes y Los Heladeros del
Tiempo. Frankie Langdon, su cantante y uno de los principales compositores,
hizo radio, al frente de Los Heladeros del Tiempo hizo varios cds y eps y
fueron la banda que respaldó el mejor homenaje que se le hizo a Miguel Abuelo,
en la Usina del Arte en marzo de 2016. También fue parte de una versión de Los
Abuelos de la Nada.
Llegué al escenario Enigma unos minutos antes del
comienzo del show, que ya contaba con la presencia de muchos fans expectantes, y
me encontré a la banda en la explanada preparándose para subir a escena. El
primer paso de este nuevo regreso fue un concierto homenaje en el que tocaron el
mismo set list que hicieron en el escenario 2 de aquel Quilmes Rock cuando
ellos llevaban algo más de un año de formados.
Con una pantalla que proyectaba el nombre del grupo y
una ovación por parte de la gente ahí estaban, Frankie Langdon en voz, Pil De
Villar en guitarra, Sebastián Scala en bajo, Romo Romero en batería, Mariano
Acosta en teclados y Lili Thunders en guitarra (el guitarrista original Roche
está de viaje y no pudo participar).
Con “Sos mi remera” empezaron el show y se inició el
camino de la vuelta y de recuerdo de aquel primer repertorio. Siguieron con el
fox trot “Amanda”, “¿Estamos en el aire?”. La gente estaba muy metida y feliz
de volver a escuchar estos temas de aires stone con marcadas melodías en vivo.
Fue cuestión de un par de temas para que se levantasen y se ubicaran junto al
escenario a agitar, cantar y bailar. “Febrero” fue el cuarto tema y siguieron
con “Los aviones”. Estos cuatro temas los tocaron en el mismo orden en que
aparecen en su primer disco. Frankie canta “Siempre fuimos tres”, una de las
grandes baladas de la banda. Continúan con “Cinco estrellas” de Langdon-Del
Villar, “Nada que perder”, “Diagonales”. Hacen el que fue el primer corte que
tuvieron rotando “Brooke Mc Queen”. Cerraron su set con la versión eléctrica y
power de “Italpark”, la que aparece como hidden track en Don Adams. No pude quedarme para saludar y felicitar porque, una
vez más tenía que llegar a otro escenario. La seguimos la próxima, y si no los
conocen pueden encontrar sus discos en plataformas digitales.
Tuve un único paso por el escenario Popart esta vez, y
fue fugaz. Llegué puntualmente al concierto de Lisandro Aristimuño cuando
estaba subiendo con su banda. Había mucha gente esperando a este artista que ya
cuenta con 20 años de trayectoria. El comienzo fue con “Tu mundo” de su
reciente trabajo El rostro de los
acantilados. Apoyado en una base programada Lisandro recita dentro de una
música sombría. “Elefantes”, un tema más ligero, con cierto aire a Fito o
Spinetta de la segunda mitad de los 80 fue mi despedida. Aristimuño es un
artista muy interesante que me debo poder disfrutar con tiempo. En esta oportunidad
algo fue algo.
A esa altura ya habían tocado, y no los pude ver,
Michel Y Los Humanoides, la banda del ex baterista de Riff Michel Peyronel, en
donde recrea el repertorio de esta banda fundamental y emblemática del hard
rock argentino. También sabia, y me lamentaba, de que no iba a poder estar en
el domo para ver a los históricos y muy admirados Sueter quienes se iban a
presentar en versión full; Miguel Zavaleta, Jorge Minissale, Rafa León,
Samalea, Karina Brosio y las coristas Lucrecia Zavaleta y Romina Salgado. También
me hubiera gustado ver por primera vez a Pier, pero creo que programarlos
veinte minutos antes del concierto de Los Piojos no facilitaba para nada las
cosas.
Comí y tomé algo rápidamente, luego de esperar las
largas filas y me dirigí a los escenarios principales en donde permanecería el
resto de la jornada.
Ya estaban tocando en el Quilmes la banda platense Cruzando
El Charco, a quienes vi y cubrí en un show hace seis años. Sus temas combinan
canción, rock, pop, candombe, cumbia y reggae, pero siempre primando unas melodías
sólidas y apreciables. Tienen siete discos editados. Cuando me acerqué (esto es
relativo ya que el sector estaba superpoblado esperando la última banda de la
noche) estaban haciendo un solo de percusión dentro de un candombe. “A donde
están”, “Volver a nacer” siguieron en el listado. Muy buenas canciones,
acompañadas por la gente. La balada “El trato” antecedió al cover de Jóvenes
Pordioseros “Descontrolado”. La banda de Toti Iglesias había tocado no mucho
tiempo antes en el escenario Popart. Muy festejados, cerraron arriba con
“Terminales”.
Sobre el final del último tema ya empecé a dirigirme
al escenario Rock para ver El Plan de la Mariposa. Reconozco que a esta banda
la conocí en los días previos, cuando escuché un poco de cada banda que tocaba
ese día del festival para armar el itinerario. El Plan de la Mariposa es un
septeto surgido en Necochea. Lo integran cinco hermanos, tres de los cuales son
trillizos, y proponen canciones que orbitan la psicodelia, el folk, el rock y
la música celta. Una conjunción con un marco emotivo y letras optimistas.
Era la última banda de ese escenario por lo que
quedaba claro que la gran multitud los esperaba a ellos. Tienen gran
convocatoria. Llenaron Obras, el Luna Park, el Movistar Arena, giraron por el
país, fueron a Europa a cumplir varias fechas. Tocaron en Chile, Bogotá,
México, Uruguay entre más lugares. Llevan seis discos publicados; Brote, el primero, de 2011 y Correntada aparecido el año pasado, es
el más reciente.
Puntualmente a las 20,05 horas los cinco hermanos
Andersen: Sebastián (voz), Camila (voz), Valentín (guitarra y voz), Santiago
(violín y guitarra) y Máximo (teclado y acordeón), y Beto en bajo y Julián en
batería ya estaban listos y empezó a sonar el enérgico “Un mal delito entre
confiar o morir” seguido de “Mar argentino”. Levantaron todavía más con la
alentadora “La vida cura”. En el mismo camino siguió “Es por ahí”. Continuaron
con “Tesoro escondido”, “Túnel de la vida”. En “Incandescente” brilló Valentino
con un solo de guitarra. Entre las cosas que hablaron, además de agradecer,
mencionaron que ese domingo estaba cumpliendo años el bajista y que el 18 de
octubre se van a presentar en el estadio de Argentinos Juniors “Diego Armando
Maradona”.
Para “Romance con el desapego” invitaron a un conjunto
de gaiteros que generaron un momento muy especial.
La más electrónica “Pulpo” fue la anteúltima canción
del set, mientras que el gran final llegó de la mano de “El riesgo”, portadora
de un cautivante e hipnótico fraseo de guitarra. Muy buena vibra transmite El
Plan de la Mariposa. Estoy seguro que no va a ser la única vez que los vea en
concierto.
Y llegó el momento. Atravesar una parte del mar de
gente hasta llegar a la zona del otro escenario llevó un tiempo. Si bien quedé
lejos, lo cual era obvio, estuve apenas un poco mejor ubicado en distancia
respecto al recital de Calamaro en la primera fecha (que se había dado en el
escenario que recién acababa de dejar El Plan de la Mariposa esta noche).
Había prueba de luces, puesta a punto de pantallas
(para este recital final las pantallas de los dos escenarios juntos
reprodujeron el show) y a las 21,04 horas se largó el Ritual.
Los Piojos iniciaban el recital que terminaría
cerrando una edición de las más importantes en la historia del Quilmes Rock. Enfundado
en un largo piloto rojo, pantalones negros, remera y maracas, Andrés Ciro
Martínez se adentraba en la pasarela y empezaba a cantar el bloque inicial con
cuatro bombazos uno atrás del otro: “Desde lejos no se ve”, “Chac tu chac”,
“Babilonia” y su versión del siempre vigente tango discepoliano “Yira yira”. La
banda en pleno; Ciro, Daniel Piti Fernández, guitarra y voz, Juan Manuel Gigena
Ábalos en guitarra, el baterista fundador Daniel Buira y su sucesor Sebastián
“Roger” Cardero. La bajista Luciana “Luli Bass” Valdés, el percusionista
Facundo “Changuito” Farías Gómez, Juan Cucchiarelli y Miguel “Chucky” de Ipola
en teclados, Yamile Burich en saxo, Juan Cruz de Urquiza (que estaba cumpliendo
años) en trompeta y Franco Espíndola en trombón.
Andrés Ciro da las buenas noches. La batería quedó en
manos de “Roger” Cardero, y encararon con “Motumbo”. Mientras hacían la intro
de “Civilización” el cantante le dedicó el tema a Bahía Blanca, ciudad que se
recompone de una trágica inundación que provocó pérdidas de varias vidas y
muchas destrucciones. Siguió “Vine hasta aquí”, en donde Ciro compartió el
micrófono en una frase, y después “Luz de marfil” con una intro hindú. Tema
ampliamente coreado y banderas que flameaban de un lado al otro frente al
escenario.
Ciro cede la voz líder por un tema y se hace cargo
Piti Fernández, quien invita a Rodrigo Pérez (de la banda de Ciro y Los Persas)
para compartir “Entrando en tu ciudad” del disco Máquina de sangre de 2003.
En este regreso de la banda siempre hubo un rincón
para homenajear al guitarrista Gustavo “Tavo” Kupinski, integrante que falleció
trágicamente en un accidente automovilístico junto con su esposa y una de sus
hijas en enero de 2011. Mientras se proyectaba un video en su recuerdo sonaba
“Ruleta” desde el teclado. Seguidamente hicieron una composición de Tavo
“Sudestada”, interpretada a cinco voces.
Ciro Martínez se calzó la guitarra, que inicialmente
sonó desafinada, hay que decirlo, y cantó la primera parte de “Te diría”, luego
seguido por toda la banda. En batería ahora estaba Daniel Buira. Solucionada la
afinación el cantante pudo hacer los acordes finales solo, sonando bien. Se
retrotrajeron al segundo disco e hicieron “Ay ay ay”. En momento de clásicos
tocaron el bolero “Ando ganas (llora llora)”. Sin necesidad de presentación el
bajo de Luciana le soltó a las 60 000 almas que llegó “Tan solo”. La armónica
de Ciro, y la locura. Hubo varias vueltas para que el público cantara el coro.
Andrés explicó que la canción que seguía no la tocaban
desde que la grabaron. Es una versión en castellano del himno de The Rolling
Stones “It´s only rock and roll (but I like it)” que publicaron en su primer
disco en vivo, Ritual. El cantante
confió que el día de la grabación en vivo del tema, en Villa Gesell, una lluvia
estropeó los micrófonos que iban a tomar el sonido del público, por lo que a la
hora de la post producción le pidieron al técnico Adrián Bilbao que le agregara
el audio de un público tomado del archivo para crear ambiente. El resultado fue
una multitud demasiado eufórica que no para a lo largo de toda la canción.
Luego del homenaje a la banda de Jagger y Richards,
hubo un amague de despedida (uno de los ya conocidos pasos de comedia que Ciro
tiene con el público). Un blues devino en el comienzo de “Pistolas”, incluido
en el set list a pedido de la joven bajista.
Luego de una breve pausa el riff de “Como Alí”
irrumpió en Tecnópolis redoblando la fiesta y desatando uno de los más grandes
pogos. No había suficientes emociones, al parecer, y tocaron “Ruleta”. Un
remolino piojoso de voces, remeras, banderas y trapos revoleados, baile y
festejo.
El cantante y armoniquista recordó los días en que
disfrutaba de la legendaria pancheria de San Martin Pancho 46. Mandó saludos
para el lugar.
Desde hace
muchos años Los Piojos tributan al legendario pionero del Rock Argentino Moris.
Lo hicieron cuando tocaban “El mendigo del Dock Sud” como intro de “Genius”, o
cuando grabaron en vivo la versión que en los 70 hizo el autor de “El oso” del
tema de Carl Perkins “Blue suede shoes” adaptada al castellano. En esta noche
le mandaron un gran abrazo rocker con “Sábado noche”, el tema que abre el
primer disco que Moris grabó en España en 1978.
Esa parte del recital cerró con el movilizante “Pacífico”
del último disco en estudio de la banda.
Otro breve intervalo y el show retomó con “Bicho de
ciudad”, una caricia al alma. La percusión marcó la llegada del gran homenaje
al 10 que le hicieron en 1996, y que Maradona llegó a compartir en vivo con la
banda. Euforia total con “Maradó”, con ese arreglo de guitarra tan
particular legado de Tavo, ahora en manos de Gigena Ávalos. En pantalla un
croquis del mejor gol de la historia.
También perteneciente a Tercer arco hicieron el funky caribeño “Muévelo” dentro del cual
Ciro presentó a cada componente del grupo. Piti presentó al cantante.
“Ahora sí, vamos a hacer el último tema de la noche …”
advierte en tono de broma el cantante. La negativa no se hace esperar y Ciro
sigue afirmando el fin. Se da un ida y vuelta lúdico hasta estallar en el grito
de guerra que introduce “El farolito”, uno de los infaltables y más esperados temas.
Felicidad absoluta y cierre de esta parte.
Tras un último intervalo se lanzan con “Cruel” que
sobre el final lo mashupean con “TV
Eye” de The Stoogies.
Llegando al final de la velada Ciro avisa a quienes no
pudieron venir a verlos esta vez, o lo vieron por TV, que el 24 de mayo van a
tocar en el Parque de la Ciudad. Esa fue la información, muy festejada, que
dieron en el recital, al dia siguiente en las redes sociales agregaron que ese
show en Villa Soldati marcaria el final de este retorno. Prometían igualmente
que no íbamos a tener que esperar 15 años para verlos de nuevo en escena.
La última canción con toda la banda fue la ranchera con sello piojoso “Y quemás”.
Que un tema lento con esta cadencia no bajara en nada el nivel del fervor despertado en el público durante estas casi tres horas habla de la categoría de la propuesta del grupo. Respecto a la gente, durante el tramo final, mientras el coro seguía entonando el estribillo, Ciro se puso a leer las banderas y carteles como reconocimiento a los distintos lugares desde donde el público vino hasta aquí.
El cierre fue con Andrés Ciro Martínez y su armónica
haciendo el “Himno Nacional Argentino”. Un nuevo Ritual había pasado y el
efecto se seguirá viviendo por un tiempo más. Tanto fuego … de ambas partes.
Viendo este, mi primer recital de Los Piojos percibí
algunas cosas. El carisma, la personalidad de Andrés Ciro Martínez para
dirigirse a decenas de miles de personas con la tranquilidad que tiene alguien
que podría estar conversando con sus amigos en un domingo de asado. Lo bien que
mantiene la voz. La cantidad de canciones de Los Piojos que tienen “ganada la
calle” trascendiendo a los seguidores; no hay que entender de su discografía para
conocer y seguir la melodía de “Como Alí”, “Tan solo”, “Desde lejos no se ve”, “El
farolito”, “Vine hasta aquí”, “Ruleta”, “Maradó”, “Ando ganas” o el riff de “Pistolas”,
por mencionar algunos temas. Desde su regreso, el 14 de diciembre pasado en La
Plata, no hicieron dos recitales con el mismo set list, variaron temas y orden.
Cada concierto promedió las 29 canciones en aproximadamente tres horas (en
algunos casos unos minutos más). ¿Se puede explicar, en el caso del show de esta
noche en el Quilmes Rock, cómo un grupo puede hacer un show extenso dándose el
lujo de dejar afuera canciones claves de su carrera como “Verano del 92”, “María
y José”, "Todo pasa", “Canción de cuna” o “El balneario de los doctores crotos” y aún así
que uno se vaya satisfecho?
En mi opinión esta edición del Quilmes … ya es
histórica. Desde ya que este año no va a haber festival que pueda reunir este número
de figuras (Andrés Calamaro, Fabulosos Cadillacs, Los Piojos, Ratones
Paranoicos, Rata Blanca, Las Pelotas, Babasónicos, Miranda!, Los Caballeros de
la Quema, Los Auténticos Decadentes, Los Pericos, La Portuaria, Richard
Coleman, David Lebon con Pedro Aznar) Grupos y solistas de mucha relevancia
histórica. Los hubo de generaciones más actuales. Bandas o solistas que ya
tienen unos 15 o 20 años de trayectoria, con público propio y grande, que un
festival como este permitió que alcancen el conocimiento de mucha más gente.
Como comenté en mis crónicas de los dos días que
cubrí, hubo muchas bandas que por superposición de horarios no pude ver. Otras que
vi por primera vez, algunas que tenía pendientes y otras que conocí. Creo que
ese es el espíritu de un festival; muchas propuestas, variedad. No me disgustó ningún
artista que presencié, y en diferentes grados disfruté mucho los conciertos que
vi.
Al salir, recorriendo las largas cuadras hasta la salida
del predio de Tecnópolis junto con el público, iban cantando las canciones que
sonaban en los altavoces. Después de tanta música en vivo, y pese al lógico cansancio
que muchos ya tendrían, el arte llamaba a seguir coreando temas.
Ya era lunes por la madrugada.
Todo esto tenía que pasar.
Reportó: Sebastián
Matatagui
PD: Perdón por la calidad low fi de las fotos. Ese es el celular del que dispongo. Abrazos!
Muy buena nota Sebastián
ResponderBorrarMuchas gracias por leer y por comentar. Un abrazo!
BorrarGran Nota, Seba. Excelente las descripciones. Yo también me llevé varias sorpresas conociendo a Duna, de los cuales creía que eran nuevos y descubrí una rica historia con trayectoria, canciones muy directas y trabajadas y sobre todo, músicos divirtiéndose. También pude ver a Don Adams desplegando sus grandes temas. Otros puntos altos fueron los homenajes a Rosario Blefari y el set de Nina Suárez, exponiendo sus canciones.felicitaciones!
ResponderBorrarHola Niko. Me alegro que hayas estado y que lo hayas disfrutado. No sabía que iba a haber un homenaje a Rosario Blefari. Realmente hubo muchas propuestas y uno se quedó con ganas de ver a algunos artistas que no conocía y de volver a ver a otros a los que ya vio algunas veces. Te mando un abrazo y gracias por comentar. Saludos!
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