“La historia de un pibe de barrio que llegó a convertirse en el rockero latino Nº 1” Entrevista con Gustavo Bove autor del libro “EL JEFE Miguel Mateos, La Biografía”
El artista camino
a la cima
“Para ser
abierto únicamente por el comprador caso contrario se autodestruirá en 5
segundos” advertía con letras negras de imprenta mayúsculas una etiqueta
blanca rectangular que cerraba el lado del que se extraía el disco y sobre
interno de Rockas Vivas, nuevo y esperado álbum del grupo Miguel
Mateos-Zas, aparecido en bateas de las hoy casi extintas disquerías, a mediados
del año 1985. El disco tuvo muchos compradores (por mucho tiempo fue el más
vendido de la historia del Rock Argentino) pero aun así no se pudo evitar la
“explosión”.
Zas, proyecto creado por el músico, cantante y
compositor Miguel Mateos, tuvo en principio el objetivo de encontrar su lugar
de desarrollo en Estados Unidos. Para cumplir tal anhelo Miguel y su hermano
Alejandro en batería, junto con los hermanos Tito y Jorge Infusino, grabaron un
demo. Esa, que ya era la segunda formación del grupo, no encontró su destino en
el país del Norte, pero las vueltas de la vida hicieron que una tercera
formación (Miguel, Alejandro, Ricardo Pegnotti y Fernando Lupano) tuvieran su
oportunidad ante el gran público oficiando de teloneros los días 28 de febrero,
1 y 8 de marzo de 1981 en el estadio Vélez Sarsfield abriendo las tres
funciones porteñas de la banda inglesa Queen. Zas editó su primer disco en
1982, el cual contenía la apreciada “Va por vos, para vos” y figuró con el
tema, “Huevos”, en el disco en vivo BA Rock en donde Miguel canta junto
con Miguel Cantilo como invitado especial. A instancias del productor Oscar
López a partir del segundo disco el grupo fue rebautizado Miguel Mateos-Zas.
Más hits: “Un poco de satisfacción”, “Un gato en la ciudad”, “En la cocina
(Huevos)”, “Extra extra”, “Mujer sin ley”.
En 1984, la quinta formación del grupo, publica Tengo que parar. Primera
presentación en el estadio Obras, dos fechas, y éxitos como el tema que bautiza
el disco y una ascendente “Tirá para arriba”. Melodías atractivas, una banda
potente y letras con las que el público que abrazaba la recién recuperada
Democracia en la República Argentina podía identificarse, hicieron de 1985 ÉL año de Miguel Mateos-Zas. Por un
lado, se consolida la formación más recordada, simbólica y exitosa, con los
hermanos Mateos, Raúl Chevalier, Eduardo “Chino” Sanz, Julio Lala y Oscar
Kreimer. En el verano la excelente convocatoria que tuvieron durante sus
funciones en el Teatro Blanca Podestá pronosticaban que para Zas algo muy
importante estaba por venir. En abril actúan en el Teatro Coliseo anunciando
que allí grabarían su nuevo disco en vivo. Las dos funciones iniciales se
tuvieron que ampliar a cinco. Un coctel de hits; a algunos ya probados como “Va
por vos, para vos” o el ascenso al status de himno de “Tirá para arriba” se
sumaron novedades como “Sólo una noche más”, “Mundo feliz” y la gema ochentosa
“Perdiendo el control”. Al momento de la multitudinaria presentación en vivo de
Rockas
vivas en el estadio Luna Park, fueron cuatro funciones a lleno total
entre el 8 y el 10 de agosto, la placa ya había ganado el disco de platino por
sus ventas. El año siguió con más giras, otra importante fecha en Vélez como
parte del Festival Rock & Pop, la publicación de un simple 45 rpm con la
versión en inglés de “Perdiendo el control” y la distribución del video home
que documentó el fervor de los Luna Park de agosto.
En la segunda mitad de los 80 Miguel Mateos cumplió
ese sueño que tuvo desde que le empezó a dar forma a Zas. Primero en 1986
cuando grabó en California Sólos en América, con una nueva
formación del grupo y la producción de Kim Bullard en el disco que le abrió las
puertas de México y fundó el slogan “Rock en tu idioma”. Y, definitivamente, en
1989 cuando se radicó y se consagró, ya oficialmente en su etapa solista, como
el músico del Rock Argentino en hacer la primera actuación en grande en Estados
Unidos.
Antes, durante y después de estos acontecimientos hay muchos detalles de esta historia que merecían ser contados.
La biografía
que se hizo esperar y cumplió
“El Jefe.
Desde el principio el título fue siempre El
Jefe”
Me reúno para hablar sobre su nuevo libro con el
periodista de gráfica, radio y televisión y escritor Gustavo Bove. Es una
soleada, aunque algo fresca, tarde de mitad de semana en el barrio de Belgrano.
Gustavo trabajó largo tiempo, con una involuntaria,
respetuosa y prolongada pausa en el medio, en forjar el libro sobre la vida de
uno de los más grandes referentes del rock latinoamericano. “El Jefe. Miguel
Mateos La biografía” (Editorial El Ateneo) llegó a las librerías cuando
empezaba septiembre, días después de la publicación del nuevo disco de Miguel
titulado Sinfónico y cuya gira presentación está próxima a concluir,
nada menos, que en el Luna Park el sábado 21 de octubre. El libro hecha luz
sobre varios aspectos y momentos de la trayectoria de Mateos que seguramente
habrán sorprendido a muchos de sus más grandes admiradores. De cómo encaró y
arribó su autor a este resultado es el motivo de la nota que hicimos y les
presento a continuación.
En “El Jefe”
haces una minuciosa investigación y relatas la vida de Miguel Mateos a manera
novelada con los momentos más importantes a nivel artístico y personal desde su
nacimiento hasta el recital sinfónico que dio el 26 de febrero del año pasado
en el Teatro Colón de Buenos Aires. Voy a empezar a preguntarte acerca del libro,
pero por el final: el último renglón dice “Escrito en Villa Pueyrredón”. En ese
barrio Miguel vivió su infancia y adolescencia. Es un lugar clave en su
formación como persona y profesional. ¿Escribirlo ahí tuvo mucho que ver con
empaparse del lugar en donde se crio el protagonista o quizás fue una
casualidad que aprovechaste para escribir una biografía como esta?
Fue una casualidad total, porque yo en enero de 2020,
antes de empezar la pandemia, me puse en pareja con una chica que vive en Villa
Pueyrredón. Entonces nos agarró la pandemia en la casa de ella, y en los pocos
momentos que podíamos salir pasaba por la esquina de la casa de Miguel, por el
Club Pueyrredón donde empezó a jugar al básquet y de alguna manera se educó.
También pasé por donde estaba la Peña Lucero del Alba, donde fue presidenta
Lidia la madre de Miguel, y me empecé a empapar de todo eso ¿no? En un momento,
dadas las pocas posibilidades laborales que había, dije “Me pongo a escribir el
libro” … En realidad el motivo no fue ese; el motivo fue que cuando estábamos
saliendo de la pandemia, en octubre de 2021 Miguel hizo dos shows en el Teatro
Gran Rex, y al final del primer concierto el del 9 de octubre donde tocaron
como invitados Joaquín Levinton, que hizo “Si tuviéramos alas” y Ariel Minimal
que cantó y tocó en “Darlin”, yo fui a saludarlo a camarines, y conversando me
preguntó si estaba viviendo en Villa Pueyrredón, porque yo ya se lo había
comentado a su hermano Alejandro y a su esposa Graciela, y le respondí “Si, si.
Estoy viviendo en Villa Pueyrredón” y en un momento dado le digo “Bueno, me fui
a Villa Pueyrredón para que cuando hagamos el libro diga que me fui a vivir al
lugar donde naciste”. Y me agarra y me dice medio serio “Vos vas a escribir el
libro el día que me muera”. Y fue como una cachetada ¿me entendés? Como que me
despabiló; yo tenía algo adentro encerrado que expulsaba. Yo ya tenía sueños
como que metía la cabeza adentro de un secador de pelo de tubo y como que salía
el libro escrito. Me costaba meterme en el trabajo de hacerlo. Esto fue un
sábado, y el lunes empecé a escribir. Me acuerdo que lo primero que hice fue
empezar a desgrabar la nota con Cholo, el padre de Miguel, que ya estaba
muerto. Yo la tenía grabada en cassette la nota y por whatsapp le mandé a Miguel
la voz del padre hablando y le dije “¡Empezamos ya! ¡Se largó, eh!”. Y ese fue
el comienzo del libro que tiene una génesis mucho más anterior. La idea del
libro nace en 1995; Miguel había vuelto a Buenos Aires después de vivir en Los
Angeles, y seguíamos teniendo cierta relación. En un momento lo llamo a la casa
en Belgrano R y le digo “Miguel, sabés que tengo la idea de escribir una
biografía con todo lo que pasó con tu vida”, y él me contestó “No sé si es
momento para escribir una biografía ¿a vos te parece?”. Le digo “Si. Hay un
montón de cosas para contar, un montón de hitos importantes para resaltar,
desde Rockas Vivas, el concierto en The Palace en Los Angeles entre
otros”. Y lo convencí y se empezó a envalentonar diciéndome “¡Si, si! ¡Podemos
hacer una biografía tipo Jagger y su biógrafo, Lennon y su biógrafo!”. Y
empezamos. Y así empecé a charlar con él, con la mujer, con los padres Cholo y
Lidia. Un montón de horas grabadas con Alejandro, el hermano. Con los
diferentes músicos de Zas: Julio Lala, Raúl Chevalier, el “Negro” García López,
Cachorro López, Sebastián Schon … Todo los que habían pasado por ahí en ese
momento. Estuve laburando como seis meses con esto, y en un momento me llama y
me cita en su casa, y me dice “Bueno, hasta acá llegamos”. Le digo “¿Cómo que
hasta acá llegamos, Miguel? Hace seis meses que estoy laburando en esto, tengo
más de 400 horas grabadas”. Y me dice “No, no. Me parece que no es el momento”.
Lejos de ofenderme yo dije “Bueno, ok. Seguimos en contacto”. Y fue un contacto
bastante frecuente, por mi profesión como periodista y demás. Siempre nos
veíamos o nos juntábamos. En 2002 fui su Jefe de Prensa hasta 2004 y nunca
jamás se tocó el tema del libro. Y vos sabes que cuando hacia alguna mudanza
aparecían las cajas que contenían todas aquellas grabaciones primitivas de
1995, grabadas en cassettes Grundig, TDK de 90 o de 60 minutos. Y yo siempre
decía “Algún día tengo que hacer algo con esto”. Me acuerdo que cuando saqué el
libro de Gustavo Cerati, se lo llevé a Miguel a la casa y se lo dediqué
diciéndole que no me iba a ir de esta vida sin hacer su biografía. Y bueno,
sucedió la pandemia, el encuentro en los camarines del Gran Rex, y así empezó a
escribirse este libro que tomó un año y medio entre desgrabación de todo y
redacción; pero un año y medio dándole todos los días como si fuera un trabajo
de oficina. Hasta seis y ocho horas diarias. Así quedó “El Jefe”.
Yendo a los
80 ¿Cómo entras en contacto con la música de Miguel? ¿Te acordás de la primera
vez que escuchaste un tema de él o que viste un recital de Zas?
Yo era más del palo de Soda Stereo, porque tenía relación
con ellos de encontrármelos mucho en la noche. Especialmente a Gustavo y a
Charly, Zeta no era de salir mucho, era más de estar con la familia. Y con Miguel
nos conocimos en un programa de radio en donde yo trabajaba que se llamaba
“Submarino Amarillo”, con Carlos Salotti, Alberto De Ritis, Darío Vega, Marcela
Pacheco, Marcela Feudale, Tom Lupo que hacia un programa a la madrugada que se llamaba
“El Rayo”. A veces el programa lo hacíamos en pubs y venia un invitado estelar,
y en una de esas notas vino Miguel, que estaba por sacar Solos en América. Ahí nos
conocimos, se ve que le caí bien. Pegamos buena onda, él no le daba el teléfono
a nadie, y me pasó su número y me dijo “Para lo que necesites llamame”, y ahí
quedó una relación. Y después lo empecé a ir a ver a shows; me acuerdo que fui
a la presentación de Solos en América. No me acuerdo si
había ido a algún otro show anterior, porque realmente pasaron muchos años. De Solos
en América en el Estadio Obras sí
me acuerdo bien porque era la despedida del Negro García López y entraba Ulises
Butrón a la banda. A partir de ahí vi todas las presentaciones de sus discos: Atado
a un sentimiento y Obsesión
en el Teatro Ópera, Kriptonita en el Gran Rex, Cóctel que lo presentó en el último
Prix D Ami que estaba en Monroe y Cabildo. Y nada, quedó una relación … era el
único periodista que entraba a la casa. No sé, le caí bien, simpático y entablamos
una relación interesante, no sólo laboral sino afectiva; de invitarme a
cumpleaños de él, de conocer su quinta en La Reja, de estar siempre presente.
Yo le di también manos muy grandes en momentos en donde él no estaba en el tope
de su fama, de repente yo estaba trabajando en el diario Clarín e hice tres
tapas de Clarín con él. Todo eso fue afianzando la relación, y hoy en día lo
considero un amigo dentro de lo que puede ser un amigo en este negocio.
En los años
de los dos primeros discos de Zas ¿cómo recordás lo que llegaba a través de los
medios acerca del grupo? ¿Cómo fue ese ascenso que muy poco después se volvió
un fenómeno que rompió records?
Fue meteórico. Igual, el primer disco de Zas tenía un
hit terrible que fue “Va por vos, para vos” que después se potenció cuando fue
lo de la Guerra de Malvinas y la prohibición de pasar música en inglés. Venia
como una carrera muy tranquila: el primer disco Zas que había vendido
bastante bien con un hit. El segundo Huevos que tuvo muy buena recepción
de prensa, pero no tantos hits radiales. Después viene Tengo que parar donde
pega un salto de calidad a todo nivel; compositivo, musical, a nivel grabación
también. Es el primer disco que graban en Estudios Panda. Y después viene el
boom fulminante que fue Rockas vivas. Yo era muy chico y
todo ese proceso lo viví casi de rebote de escucharlo en la radio, y siempre me
llamaba la atención el sonido que tenía. Había tres grupos de los cuales me
llamaban mucho la atención el sonido: Virus, Zas y Soda Stereo, que terminaron
siendo los grupos que marcaron el sonido de los 80 ¿no? Me parecía que siempre
estaban como un escalón más arriba de todo. A mí me gustaba mucho, por ejemplo,
Suéter. Curiosamente me gustaba muchísimo Fricción. Los Encargados, yo era
fanático de Daniel Melero que era vecino mío de Flores también. Había ido a ver
ensayos de Los Encargados en Nazca y Bogotá; un primer piso donde vivía el
padre y terminó viviendo él. Y lo de Miguel, Virus y Soda me pareció que estaba
siempre un escalón más arriba: a nivel puesta, a nivel sonido, a nivel
estética. Estaba muy claro lo que quería cada uno. Yo escuchaba mucha música de
afuera; escuchaba mucho Beatles, mi viejo era fanático de The Beatles. Escuchaba
los primeros atisbos de The Police o The Cure. Entonces me parecía que siempre
encontraba en la música de ellos algún guiño a lo que pasaba afuera: Bruce
Springsteen o The Cars, por ejemplo, y eso me gustaba porque tenía cómo linkearlo
de alguna manera. Entonces, para un chico que tenía sólo la información musical
que le pasaban sus amigos o lo que se escuchaba en su casa eso me parecía
atractivo. Eso es lo que te puedo contar de mi feedback con lo que pasó en la
primera mitad de los 80, porque en la segunda parte digamos que yo ya entré más
en contacto con él. En el 86 empecé a laburar como periodista y ahí lo empecé a
vivir más de adentro.
Dentro de la
amplia trayectoria de Miguel, había momentos determinantes de los cuales no se
conocía mucho. Por ejemplo, la década que va desde su debut con el grupo
Cristal en el Festival Pinap de 1969 hasta el germen del primer Zas con el demo
que quería grabar para llevarlo y probar suerte en Estados Unidos. La infancia,
la adolescencia están también muy bien contadas en el libro. ¿Había cosas que
iban surgiendo en la investigación y que te sorprendían?
Un gran hallazgo del libro fue haber encontrado al
amigo de la infancia de Miguel, al “Gallego” Gustavo García. Porque me contó un
montón de cosas de la adolescencia de Miguel que no estaban muy claras. Ahí
había como una especie de nebulosa que yo tenía que armar. Si bien en aquellas
notas principales originales de 1995 los padres me habían contado mucho acerca
de la infancia y la adolescencia de Miguel, es como que me faltaba un personaje
que haya caminado la calle con él. Y justamente estando en Villa Pueyrredón,
conozco a un tipo que tenía una lencería en Artigas y Mosconi que resultó ser
su amigo de la infancia, el “Gallego” García. Lo completé con lo que ya me había
contado Miguel de su infancia. Armar una biografía es como un rompecabezas; vos
vas uniendo las fichas y se va armando el dibujo o la figura. Y hay personajes
que terminaron de completar el rompecabezas. El productor Oscar López que
recién lo pude entrevistar a fines de 2021 y que falleció ahora. Me contó muchas
cosas: acentúa muchos momentos de éxito en las anécdotas que contó; de cómo
Miguel vivió la fama. ¿Viste que en todas las películas está como el personaje
simpático, entrador, que le pone pimienta a la historia? Bueno, creo que el
libro tiene dos personajes: Rafael “Cholo” Mateos y Oscar López. La verdad es
que se dio todo para que el libro llegue a tan buen puerto, porque si hubiera
esperado un poco más: Oscar López ya no estaría ¿me entendés? Hubiera sido
completamente diferente. Incluso viéndolo a la distancia, a pesar de que en su
momento no me haya gustado cuando en 1995 Miguel me dijo que pare con el
trabajo, hoy me parece que fue una decisión inteligente. Porque hoy sí tengo
las herramientas como para haber llegado al libro al que llegué. En ese momento
no las tenía; yo era un periodista de 24, 25 años que, si bien ya había
laburado en la revista 13/20 y demás, no tenía la experiencia ni las
herramientas como para hacer este libro que hoy fue, que para mí es mi mejor
libro. Yo estaba acostumbrado a escribir notas de 12.000, 13.000 caracteres
para Clarín, y de repente me encontré con que me salía, me brotaba. Todo fluía,
de manera mágica y de pronto me encontré con cuatro o cinco capítulos y dije
“esto es una bomba”. Lo digo por los datos que iban saliendo o cosas de las que
me había olvidado por completo. Y hay otra cosa importante que me dijeron el
otro día que fui a hacer una charla para los vendedores de Yenny / El Ateneo.
Ahí un vendedor, que además es un gran lector de biografías rockeras, me
comentó que hay muy pocos libros en la historia, no sólo de Argentina sino en
general, en donde vos tenés hablando a la familia, hermano, mujer, hijo,
padres, a los amigos de la infancia, y a todos los músicos que tocaron con él.
Además de managers, representantes y todo. Vos fíjate que cualquier biografía
rockera de, no sé, Mick Jagger, Keith Richards; a no ser que sea una
autobiografía estamos hablando de un libro escrito por un tercero, muy poca
gente tiene esa posibilidad de tener reunidos a tantos personajes que fueron
determinantes en la vida de ese artista.
Cuando te
nació la idea original de este libro en los 90 vos podrías haber hecho la
investigación por tu cuenta sin la necesidad de tener la autorización de
Miguel, y sin embargo …
Incluso también con la cantidad de entrevistas que
tenía con él en ese momento podría haber llegado al mismo lugar, pero la idea
mía era justamente todo lo contrario, era que esté involucrado él, que esté
involucrada su familia. Tener esa colaboración, o sea porque este libro hubiera
sido imposible sin toda la gente que participó. Y hay otro tema también con respecto
a “El Jefe”: mis dos libros anteriores los hice con gente que había fallecido,
y este libro quería hacerlo con el músico vivo. Podrán decir “Comercialmente
hubiera sido mucho más potente si él no estuviera” ¿no? Pero yo quería todo lo
contrario; quería que lo vea él. Fue un placer enorme haber podido dárselo a la
madre que tiene 91 años y que tenga el libro con la historia de su hijo, y que es
un poco su historia también porque ahí cuenta cómo se conoció con el marido. Entonces
hubo un montón de ítems también que yo quería sortear, no hacer la vida de un
rockero muerto. No hacer la vida de un personaje solamente con el punto de
vista del hermano, o con el punto de vista de la familia, o con el punto de
vista de la mujer, como se hicieron la gran mayoría de los libros que hay en
Argentina. ¡No! Yo quería que participen todos, que esté todos y que ahí
también lean su historia. Y creo que a ese nivel lo pude cumplir.
¿Por qué se
te había ocurrido Miguel en aquel momento para que fuera el protagonista del
que, por aquel entonces, hubiera sido tu primer libro?
La realidad es que me inspiró el libro de Marcelo
Fernández Bitar “Soda Stereo. La Biografia” que yo había leído cuando salió en
el año 1988. Es un libro que abarca hasta Doble Vida. Y me pareció
interesante, yo se lo dije a Marcelo, la visión que tenía de Soda. Cómo estaba
contada la historia y todo eso. Y para acceder a ese lugar tenía que llegar al
núcleo más íntimo de Miguel. No podía quedarme a dos aguas. Y además me pareció
que si bien no era un momento en que las biografías rockeras fueran muy comunes
en Argentina. Creo que el único caso que hay es la de Soda Stereo que te estoy
contando de Bitar, y muchos libros en donde hablaban de la historia del rock,
como Grinberg y gente así. Además, en ese momento el mercado era mucho más
chico, o sea hoy el mercado es enorme; un libro de rock vende entre 3.000 y 5.000
ejemplares de piso ¿me entendés? En ese momento no había mercado de nada, las
pocas biografías que había eran libros que abarcaban la historia del rock
argentino y que no eran muchas, “La historia del palo” de Gloria Guerrero, y
vos sabrás algunos más, pero me pareció interesante eso: apuntalar a un
personaje. Y elegí a Miguel porque me caía bien, me parecía que la historia de
él era súper interesante para contar, había hecho uno de los dos discos más
vendido en la historia del Rock Argentino, había abierto puertas en toda
Hispanoamérica. Había muchísimo para contar y no solamente una parte. De hecho,
si vos lo lees bien, creo que la parte más jugosa del libro es hasta 1995. Si
bien después vienen un montón de etapas como Bar imperio, Salir
vivo y demás, pero digamos lo más interesante y lo más jugoso está
concentrado en esa época, profesionalmente entre el 82 y el 95 cuando él vuelve
a la Argentina y graba Pisanlov.
Ahí estuvo el
acierto en tu propuesta inicial de proponerle hacer el libro. En un comienzo él
decidió poner una pausa a tu trabajo en su realización, pero finalmente ahora
lo terminaste teniendo muchas más etapas para contar
Justo ahora se dio también que él está festejando sus
40 años de carrera, entonces es como que se dieron una serie de circunstancias
que ayudaron también a que el libro sea tan potente a todo nivel. Aparte hay
otra cosa en el libro; Miguel nunca fue un artista de hacer alarde de sus
excesos. Nunca hizo un disco y dijo “Estuve reventado y estuve diez días
tomando merca haciéndolo” ¿viste? O “me separé y escribí el disco de la
separación”. Todo lo contrario. Él no salía de noche, no iba a fiestas del jet
set. Hace 50 años que está con la misma mujer, y eso también me pareció una
historia interesante para contar porque, es muy loco; si yo hubiera querido
hacer un libro sobre la relación de Graciela y Miguel hubiera sido otro librazo
también, por el trabajo de Miguel estrella de rock que tiene todo a su
disposición y todo lo demás. Pero 50 años con la misma mujer … es una historia
de amor increíble. Volviendo a tu pregunta, en ese 1995 cuando le propuse hacer
el libro había pensado en las cosas importantes que habían pasado hasta ese
momento. Después obviamente hasta el presente se agregaron muchísimas otras
cosas más, pero creo que había sido muy muy groso lo que había pasado con él
hasta ese año.
El libro hace
justicia hablando de los inicios y la vida del otro Mateos, de Alejandro, Queda
claro que es mucho más que un gran baterista. Dentro de la trayectoria de
Miguel es central
Bueno, Alejo es la mano derecha de Miguel. Hace 44
años que hacen música juntos. Son hermanos, y no de esos hermanos tipo los
ingleses como los Gallagher o los Davies de The Kinks que se agarran todo el
tiempo a trompadas y se tienen envidia, sino dos hermanos que tienen mucha
conexión. Se quieren. Está muy claro quién es la cabeza del proyecto, pero
Alejandro siempre se acopla muy bien a Miguel. Es el nexo entre Miguel y los
músicos que tocan con él, el que arma las bandas, realiza las audiciones, el
que va a encarar a la discográficas en los diferentes casos para proponer un
negocio, un disco o lo que sea. Y además es un músico de la hostia; debe ser de
los 10 mejores bateristas que salieron de Argentina, sin lugar a dudas. Toca
muy bien la guitarra, tiene un sentido de la producción muy amplio, un oído
increíble y es el complemento perfecto para Miguel, en cuanto a producciones,
sonido en vivo y demás. Es el andamiaje perfecto para lo que quiere Miguel,
siempre. Y además es el cable a tierra; el hombre de confianza, de alguna
manera, de él. Ese sería básicamente el rol de Alejo dentro de la estructura
musical y ejecutiva de Mateos.
¿Qué me
podrías contar de Master Music que tengo entendido que en un momento fue una
base de operaciones de los Mateos?
Master Music era un proyecto de Alejandro, que hizo
mientras Miguel estaba armando las valijas para venir a vivir a la Argentina.
Era como el centro de operaciones de toda la movida ¿no? Era una escuela de
música, una sala de ensayo y un lugar de conciertos que estaba en Villa
Ballester, a pocas cuadras de la estación. Ahí llegaron a tocar El Otro Yo,
creo que Victoria Mil y varias bandas. Y duró 5 años, creo que fue de 1993 a
1998. Fue un lugar importante para el asentamiento de Miguel en Argentina.
Dentro de los
agradecimientos del libro haces una mención a los fanáticos y a los diferentes
fans clubs mateistas ¿Cómo fueron sus aportes a tu trabajo y cómo ves la
relación que tiene Miguel con ellos a través de los años?
Siempre los fans tuvieron una amplia participación en
todo lo que es la carrera de Miguel. Desde el 84 cuando se formó el primer fans
club: el Club de Amigos de Zas. De hecho, creo que debe ser el único artista
argentino que tiene seis fans club en su país. Otro tanto en México, en Chile,
en Perú. Miguel quiere mucho a sus fanáticos, obviamente. Le dedicó el disco Fidelidad
a todos sus fans. Es una forma de agradecer tanto support que le hicieron
durante muchos años. A pesar de las bajas, las altas, siempre los fans están
ahí. Creo que los fanáticos son el gran capital de Miguel. El club de fans más
importante hoy se llama Nuestro Bar
Imperio, que viaja a todos lados. Son unos 30, 40 chicos que viajan a todos
lados del interior a verlo. Siempre están con él, promocionando las actividades
que hace. Son un aguante, un respaldo muy importante para él y Miguel también
lo sabe, y actúa de esa manera: se pueden ver en las diferentes páginas de
admiradores las fotos que suben, los discos y ahora también los libros firmados.
Y con respecto a “El Jefe” sí, apenas comuniqué que estaba escribiendo el libro
estuvieron todo el tiempo mandándome data, fotos, algún recuerdo. Los fanáticos
fueron muy importantes también en el armado del libro porque creo que tienen el
mejor registro de toda la carrera de Miguel, en cuanto a fechas de conciertos,
a hechos puntuales. Sus fanáticos son un eslabón muy importante dentro de su
carrera.
¿Cómo fue el
periodo en que trabajaste con él siendo su Jefe de Prensa?
Fueron dos años: de 2002 a 2004. Yo estaba trabajando
haciendo corresponsalías para medios: el periódico La Opinión de Los Angeles,
la revista La Lengua de México, y recién había terminado de trabajar con Charly
Alberti en Yeyeye, en Cybrel, en la revista URL también. Se había cerrado la
empresa y estaba ahí. Y un día nos juntamos con Miguel, como hacíamos tantas
veces, y surgió la posibilidad de manejar su prensa. Él quería tener una
persona más cercana, de confianza, plantear un trabajo a largo plazo. Vos sabes
cómo son los trabajos de prensa acá; se hacen por lanzamiento y después se
cortan. No tenés un Jefe de Prensa permanente, aunque algunos artistas lo han
tenido. No muchos; Soda Stereo lo ha tenido, Memphis La Blusera lo ha tenido,
pero no era muy común tampoco tener un Jefe de Prensa y pagarle todos los meses
un sueldo para que labure para vos. Y, bueno, justo agarré toda la etapa de Salir
vivo hasta Uno. Uno no lo llegué a hacer porque me había ido a trabajar a
10Música, que después pasé a la Mega que era la empresa de Hadad, entonces se
terminó ahí la relación. Pero durante dos años laburamos bárbaro, hicimos un
montón de cosas y de alguna manera esos dos años afianzaron mi relación con
Miguel, con la familia. Ellos ya me conocían de todo el trabajo previo que
había hecho en el 95 donde ya había estado en contacto con todos. Fue una linda
etapa que recuerdo con mucho cariño. Si bien yo ya había trabajado en prensa:
le había hecho la prensa a Diego Torres, a El Signo. Tantísima gente. Lo de
Miguel fue también trabajar a otro nivel de profesionalismo; el tipo paga bien,
es super puntual para pagar no de esos que te dan un cheque a 60 o 120 días.
Llegaba a fin de mes y yo cobraba mi sueldo. Hice varias giras con él en ese
momento. Conocí muchos lugares, mucha gente. O sea que todo lo que te puedo
decir de esos dos años como Jefe de Prensa de Miguel son todos buenos
recuerdos, la verdad.
Durante tu
trabajo como Jefe de Prensa se publicó Salir
vivo, que tuvo dos ediciones, Remix,
que son versiones remezcladas de los temas “Salvame” y “Salir vivo” junto al
video clip de este último, y el DVD Salir
vivo show
El maxi Remix lo armé yo. Fue una idea que
tuve para seguir publicitando Salir vivo, en donde están El Signo,
Boeing y Adrián “Canu” Valenzuela de Altocamet. Hice el lanzamiento de Salir
Vivo, el lanzamiento de Remix y de un DVD que se grabó en México
en donde está la primera versión de “Ambrosia” que ahora la incluyó en el Sinfónico.
Viví toda la grabación de Uno estando con ellos ahí. Además, a
esa grabación vinieron una cantidad de músicos increíble, desde Ciro Fogliatta,
Javier Malosetti, Las Blacanblus. También viví la grabación cuando hicieron la
versión de “El Rey” para el disco tributo José Alfredo Jiménez XXX El mundo raro del
que sigue siendo el rey, que tocó Botafogo la guitarra slide. Viví
muchos momentos, pero cuando salió Uno yo ya no estaba trabajando con
Miguel. Me acuerdo que fui a la presentación, que hizo varios ND Ateneo, pero
ya en ese momento había otra persona, y la prensa yo se la había pasado a
Martín Rea que fue quien hizo el lanzamiento del disco.
Ese tiempo en
que trabajaste en la prensa de Miguel fue un periodo en donde se lanzó con su
sello “La Cabula”
Si. El primer disco que saca con “La Cabula” es Salir
vivo. Había cortado relación con el sello Universal, después de Bar
Imperio, que en el libro lo cuenta que se fue de la compañía Walter
Kolm y entra Pelo Aprile, y con Pelo Aprile tenía problemas ya que nunca había
formado parte de su escudería y nunca había grabado para ninguno de sus sellos,
y Pelo Aprile lo primero que intenta es sacarse de encima a los artistas que
venían de la gestión anterior. Y bueno, se rescinde el contrato y ahí arman “La
Cabula” en donde el primer lanzamiento fue el cd doble Salir vivo y el remix con
las versiones electrónicas. Y después hay otra versión de Salir vivo, que la saca Soy
Rock, con el disco entero más algunos remixes que habíamos hecho de aquella
etapa.
Este es tu
tercer libro: el primero fue “God save the King. El legado de Malcolm McLaren”
de 2011, el segundo “Cerati. Conversaciones íntimas” publicado originalmente en
2014 y que cinco años después tuvo una edición aumentada y definitiva. Esos
libros estaban centrados en entrevistas que realizaste. En este caso relatas
una historia; hay citas de los entrevistados, pero fundamentalmente armás la
narración. Presentás la vida de Miguel Mateos a manera novelada
Bueno, eso es algo que también quería hacer. Porque
visto desde afuera las entrevistas es algo simplista, pero es muy difícil
entrevistar. Y yo lo que quería hacer era salir de ese formato justamente
porque mis 2 libros, o 3 porque el de Gustavo Cerati tuvo una edición
definitiva que tiene dos capítulos nuevos, habían sido de entrevistas, entonces
quería salir de ese formato y contar una historia; novelarla. Yo en un momento
de la escritura del libro me olvidé que estaba hablando de Miguel Mateos; la
idea era contar la historia de un pibe de Villa Pueyrredón que llegó a
convertirse en el rockero más popular de habla hispana. Esa era la idea.
Incluso el libro está bastante novelado, y eso también me gustaba. Era como una
jugada más a nivel profesional ¿no? Esa fue la intención principal también, y
quedó un libro largo por el cual tuve problemas también para editarlo. Lo iba a
sacar otra editorial, pero la cantidad de páginas no se adecuaba a lo que ellos
querían hacer. Salió en un momento complicado también como es hoy donde no hay
papel, las editoriales están suprimiendo una cantidad de lanzamientos terrible
y finalmente poder haberlo hecho con la gente del El Ateneo, que es una
editorial fuerte y con la distribución y el éxito que está teniendo en este
momento del país fue otro logro también.
En el libro
también se abarcan algunos proyectos de Miguel que finalmente no se realizaron,
como por ejemplo la publicación del CD/DVD del festejo por los 25 años de Rockas vías que se hizo en el estadio
Luna Park el 7 de agosto de 2010, o la publicación de su espectáculo “Una
mirada a los clásicos”. También recuerdo a Miguel en la época de Electropop, comentar su deseo de remasterizar
y publicar en un box set todos los discos de Zas editados originalmente por el sello
Music Hall
“Una mirada a los clásicos” en realidad lo grabó para
un especial de televisión y lo grabó también en audio, pero yo no sé si Miguel
quería editarlo; Rockas vivas sí. La idea era sacar una edición 25 aniversario
de Rockas
vivas, que esa fue la charla principal con Sony Music. Después Sony
Music le cambió el proyecto, dijo “Rockas vivas no nos interesa,
háganlo ustedes. A nosotros nos interesa tener a Miguel en nuestra escudería,
pero con otro proyecto”, y ahí sale Primera fila. Por ahora lo del Luna
Park de 2010 lo tiene Miguel guardado, quien sabe si dentro de unos años lo
sacará, pero está todo grabado en alta calidad y duerme ahí en dos discos
rígidos que tiene en su estudio. Yo creo que tiene tantos proyectos para
adelante que está lejos de volver atrás y hacer eso. De la época de Zas en
Music Hall se reeditó Solos en América en cd y vinilo, y
de hecho hicieron una gira con ese disco por los 30 años de su publicación, con
un show en Obras en donde participó Cachorro López. Pero eso también se debió a
que el INAMU (Instituto Nacional de la Música) le había devuelto los derechos
de los discos que habían sido usufructuados durante años, porque vos calculá
que un disco como Rockas vivas … yo creo que si hubiera un cálculo exacto entre
las reediciones en cd, lo que siguió vendiendo en vinilo, yo creo que hoy debe
estar fácil arriba del millón de copias vendidas. Lo de Solos en América se dio
porque estaba Sony Music metido ahí en el medio, de hecho la presentación se
hizo en el auditorio de Sony. No sé, quizás más adelante no sería tan
descabellado hacer una revisión de sus primeros cuatro discos editados en
vinilo. Hoy, desde mi perspectiva, podría tener sentido por la fuerza que está
cobrando el vinilo en la gente, viste que es como un culto ahora. Todo el mundo
tiene bandeja; mirá esta es una cafetería y venden vinilos. Pero no sé si tiene
mucho sentido a no ser que venga una discográfica y diga que quiere sacarlos y
hacer una edición cuidada, pero más allá de eso hoy no le veo mucho sentido.
El libro
empieza relatando el día después de una de las fechas trascendentales dentro de
la carrera de Miguel que fue su debut en Estados Unidos en The Palace de Los
Angeles el 7 de septiembre de 1989
La idea de eso era justamente que yo no quería hacer
un libro cronológico que empezara con el nacimiento de Miguel. ¿Viste como
empiezan las series de Netflix? Que empiezan con un hito, el artista laureado y
de repente tiene flashbacks. Bueno, me inspiró eso. Algo que me pasó en la
pandemia es que yo nunca había visto series de televisión y en ese periodo me
las vi todas; la serie de Luis Miguel, Black Mirror, The Crown. Todas las que
te puedas imaginar. Y me pareció que el libro tenía que abrir con un hito, que
tenía que empezar con Miguel en la cima, y después ir sí a lo cronológico. Y me
pareció muy simpático también situarlo en fecha, por ejemplo 8 de septiembre de
1989, y de ahí saltar al 24 de enero de 1954. Y era como darle también una
vuelta de tuerca al libro y también plantearle al lector de donde viene esto
¿me entendés? O sea, de quién estamos hablando. Lo cual hace que refuerce toda
la historia cronológica que ya empieza en el capítulo 2. Y además el libro
tiene otra particularidad: te puede gustar o no el artista, pero la historia es
ganchera. Porque, en definitiva, olvídate que es Miguel Mateos; es la historia
de un pibe de barrio que llegó a convertirse en el rockero latino número 1. Y,
es muy loco, un pibe que tenía su destino jugando al básquet de repente le
regalan una guitarra y le abren otro horizonte terminando en una historia
completamente diferente. Miguel podría haber sido, no sé, la inspiración de Emanuel
Ginóbili, porque además era un crack jugando al básquet. Todos los que lo
vieron jugar, a pesar de no ser muy alto, dicen que jugaba muy bien. De hecho,
fue seleccionado para las inferiores para la Selección Argentina de Básquet.
Se establece
Miguel Mateos como el primer músico de Rock Argentino en hacer un show en
Estados Unidos con su banda, sus temas. Y tres meses después de él toca en el
mismo lugar en Los Angeles Soda Stereo quienes recibieron un mensaje de buenos
deseos de Miguel
Si. Les manda flores deseándoles suerte. De hecho, a
partir de eso Miguel iba a hacer una gira muy importante por Estados Unidos que
después se pospuso. Fue impresionante porque el Hollywood The Palace es un
lugar muy emblemático de Los Angeles. Semanas antes The Cult había metido 400
personas. Mr. Mister, que era la banda top de ese momento, no lo había podido
llenar tampoco. Y que un rockero argentino con todo lo que pasó, si bien tuvo
un gran apoyo de la BMG norteamericana que incitó a todos los medios para que
vayan, lo llenara fue muy importante.
“El Jefe” abarca
la vida de Miguel Mateos hasta el 26 de febrero del año pasado cuando presentó
el Show sinfónico dentro del festival internacional Únicos en el Teatro Colón,
y lo que queda ahí volando es que Miguel dice que no va a grabar ningún disco
más, que su último cd había sido Undotrecua
de 2019. Justamente salió publicado tu libro y a la par sale el cd de Miguel en
el Colón
Pero él lo decía con respecto a no entrar a grabar más
en un estudio. Para mi igual no lo va a cumplir, va a seguir grabando, pero él
hablaba de no registrar un disco de canciones nuevas. Y de hecho el Sinfónico
es un compilatorio, no hay canciones nuevas, a excepción de “Primer vuelo al
infinito”, adelanto de Los tres reinos que es la ópera que
va a editar el año que viene. Pero es algo que está completamente afuera de lo
que es su carrera, algo completamente diferente a lo que es un disco de rock
tradicional. Yo creo que una vez que salga del Sinfónico algún disco más
va a hacer con canciones nuevas. Porque es un tipo inquieto que se siente bien,
que quiere seguir haciendo cosas.
Muchas gracias Gustavo Bove y área de marketing de
Editorial El Ateneo.
Gracias Diego de Morro Café (Echeverría 1677 local 4,
Barrio Chino, Belgrano).
Informe, entrevista y fotos de Miguel Mateos y de
Gustavo Bove: Sebastián Matatagui
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