MORIS, ANTONIO BIRABENT Y UNA FAMILIA CANCIÓN QUE DA FORMA A LA MONTAÑA


La nueva montaña se gestó naturalmente, tal como se forman esas grandes elevaciones topográficas en la superficie terrestre. Puertas adentro, ya que fue gestada en plena cuarentena, también fue una de las poquísimas buenas noticias que se tuvieron antes de que terminara el fatídico 2020.

Esta nueva montaña es la segunda producida en conjunto por un padre y un hijo de gran y reconocida trayectoria artística.

Incluso se podría decir que la orogénesis en este caso viene de medio siglo atrás …




Mauricio “Moris” Birabent, cantante, músico, compositor y uno de los fundadores del movimiento del rock con marca argentina y su hijo Antonio, actor, cantante, músico, compositor y periodista, editaron en diciembre su segundo álbum en coautoría. El primero había sido “Familia canción” del año 2011.

Fue una gran sorpresa que Antonio anunciara en noviembre pasado que el día 27 iban a publicar el tema “Porque el sol”, primer single y adelanto del que sería el nuevo disco en sociedad con su padre Moris. El tema también contó con un video realizado por Augusto González Polo que pudo verse online desde ese mismo día.

Puntualmente el 18 de diciembre hizo su aparición en plataformas digitales “La última montaña” completo. 28 minutos de vida repartidos en 9 flamantes canciones y un segundo corte de difusión que también aterrizaba en YouTube como nuevo clip de este trabajo. En este caso el tema era “Ciudad extraña”.

Decía que podemos hallar la génesis de parte de este trabajo a comienzos de los 70 porque algunas letras fueron publicadas en el libro “Ahora mismo” que Moris editó en 1973. Para ese entonces Antonio era todavía un niño, aunque en la foto familiar que se puede apreciar en la página 92 se lo puede ver tratando de dominar una guitarra acústica que en aquel entonces le ganaba en longitud.

Allí podemos leer los versos de “Porque el sol”, “Mil hombres y mil mujeres”, “Ya se fue la luz” y “El zorro” (“Soy el zorro” en el libro). Salvo algunas breves y contadísimas modificaciones, y sin alterar el concepto que exponían, las letras fueron rescatadas tal cual por Antonio quien ahora las musicalizó. Es de resaltar la frescura con que suenan y la perfecta amalgamación a pesar de tantos años.

La producción del nuevo álbum estuvo a cargo de Victor Volpi y Lolo Micucci, quienes trabajan con Moris y Antonio desde hace décadas.

Micucci hizo la dirección musical, tocó piano, teclados y produjo los temas “Porque el sol”, “Nieva en Buenos Aires”, “No somos dueños de nadie”, “Ciudad extraña” (del que también hizo los arreglos para la sección de vientos) y “El zorro”.

Victor Volpi tocó guitarras y produjo “Ya se fue la luz”, “Mil hombres y mil mujeres”, “La última montaña” y “Donde irán a dormir”, un soul con tintes jazzeros para el cual hizo los arreglos de metales.

Horacio Salerno tocó el bajo y José Luis “Colo” Belmonte la batería. Los instrumentos de viento estuvieron a cargo de Miguel Angel Tallarita, Victor Skorupski, Juan Canosa e Iván Carrera.

La montaña trae otra grata sorpresa; en el tema “Nieva en Buenos Aires” suma su voz Litto Nebbia, otro de los fundadores del Rock Argentino y músico también imprescindible del firmamento musical latinoamericano. Ya había habido colaboraciones entre los dos años atrás, Litto tocando el bajo en el tema “De aquí, a donde iré” para el disco de Moris “Ciudad de guitarras callejeras” y Moris haciendo de Don Luis para la obra “Don Juan Tenorio”, clásico de José Zorrilla que Litto completó y arregló sobre una música que había empezado a componer Waldo De Los Rios. No se puede pasar por alto la publicación de “Ayer nomás” de Moris y Pipo Lernoud grabada por Los Gatos, grupo del que Litto era cantante y principal compositor, y que RCA publicó en el lado B de su multivendido primer simple “La Balsa” en 1967. En este caso tenemos un reencuentro en el contexto de este nuevo álbum de Moris y Antonio. Una agradable balada mid-tempo que homenajea la nevada del 9 de julio de 2007 para la que Nebbia grabó en su estudio y envió sellando así una página histórica.

Suenan las campanas en la reflexiva y majestuosa “Porque el sol”, imposible no mover la cabeza o marcar el ritmo con el pie en el boogie rock “Ciudad extraña” de efectiva melodía enarbolada por unos potentes caños. En “No somos dueños de nadie” padre e hijo suavizan el clima con una balada aconsejadora, tipo mantra, finamente montada en un piano misterioso. En “Ya se fue la luz” escuchamos a Antonio y su guitarra bluseada mientras está en la esquina “mirando el tiempo correr”. Es el tema más despojado de la colaboración entre padre e hijo y el resultado es perfecto. Podría ser una canción enteramente de Moris interpretada en Plaza Congreso en 1970 junto con “Muchacho, pronto amanecerá” o totalmente de Antonio tocada en una sala intimista junto a “Rio en espiral”, por ejemplo.

“Mil hombres y mil mujeres” es una bossa nova apuntalada por un wah wah de temática obrera en manos de Moris que nos trae un aire a sus dos primeros discos devolviéndolo a su forma más clásica. Un enérgico rhythm and blues a toda orquesta es el marco para El Zorro “socavante de la urbe” en voz de Antonio. El cierre es el tema que dio su título al disco. Lo encuentra al Birabent mayor en la voz principal de una balada que sobrevuela el adiós.



LA MONTAÑA EN DIRECTO

Cuando todavía estábamos conociendo y degustando este nuevo viaje nos enteramos de la nueva buena de esta montaña. Si el disco fue una caricia entre tantos golpes de un año cruel la primera de las presentaciones en vivo fue una bienvenida en un 2021 aún incierto pero que empieza a abrigar la esperanza de un fin para el virus que azota la humanidad.

Auspiciado por el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y Ase Nacional “La última montaña” llegó al Anfiteatro del Parque Centenario de Caballito el miércoles 17 de febrero con entrada libre y gratuita. La capacidad del lugar se vio reducida respetando las medidas de prevención y distancia social que la actualidad impone. Los tickets se agotaron.

Rondando las 20,30 horas Moris y Antonio subieron nuevamente a un escenario juntos, a poco más de dos años de la última vez que compartieron un show. Se presentaron junto a los mismos músicos que grabaron el flamante álbum, con excepción del baterista que en este caso fue Cristhian Faiad.

Fueron recibidos con una calurosa ovación por una audiencia feliz de volverlos a ver. Abrieron la noche con “Porque el sol” que sufrió algunos acoples de sonido rápidamente remediados. Con un atril a su izquierda que sostenía las letras que cada tanto consultaba Moris nos recordó que “tu libertad no tiene límites”. Una de las frases escritas muy atrás en el tiempo pero que no pierde vigencia.

Antonio saludó y presentó la siguiente canción nueva “Nieva en Buenos Aires”. Moris además de cantar tocó una pandereta en esta ocasión.

Las siguientes dos canciones también correspondieron al nuevo trabajo. La primera una pieza de inspiración urbana surgida en el barrio de San Telmo ante una frase pronunciada por un mozo en un bar: “Donde irán a dormir”. Un soul con power en donde se lucen los cuatro integrantes de la sección de vientos. Acto seguido llegó “El Zorro” introducido por un rulo de batería de Faiad al galope de una banda a pleno liderada por un machacante riff.

La primera sección de recuerdos vino, por supuesto, de manos de Moris. Cantó “Ayer nomás” que recibió un gran aplauso ante su presentación. Esta canción, integrante de la primera camada del rock identificatorio de la Argentina, fue continuada por otro tema no menos clásico: “Pato trabaja en una carnicería” del imprescindible “Treinta minutos de vida” del año 1970. Primer gran coro y palmas de parte del público mientras repetían el estribillo del memorable tema.



Antonio evocó un dato histórico recordando el recital que Moris hizo en ese mismo parque 30 años atrás. En aquel momento los dos compartieron escenario, pero con Antonio como guitarrista de la banda de su padre. Para más datos ese concierto tuvo lugar en el antiguo espacio de eventos del Parque Centenario, dentro de una carpa, el 25 de octubre de 1991 en lo que fue la última presentación de la banda que también integraban Juan “Pollo” Raffo en teclados, Marcela Chediack en percusión, Marcelo Ferraro junto con Antonio en guitarras, Alejandro Schanzenbach en bajo, Ricky González en batería y la participación de Pajarito Zaguri, otro pionero pero que lamentablemente ya no está entre nosotros, como invitado en dos temas.

En esta nueva presentación acertadamente el dúo no dejó de recordar su primer trabajo en colaboración, publicado hace 10 años, “Familia canción”. De ahí provino la siguiente página con el tema “Brasilero y guaraní”.

También se repasaron momentos de la carrera solista de Antonio, lleva 18 discos registrados además de los dos que hizo con Moris. De su primer cd “Todo este tiempo”, publicado al año siguiente de que Antonio debutara como actor en la película “Tango Feroz” en donde cantó “El oso”, padre e hijo hicieron juntos “Salgo a caminar” uno de los cortes de difusión de aquel debut de 1994. Luego el Birabent más joven presente en el escenario recordó otro de sus temas; perteneciente al cd “Azar” del año 1997 hizo con la banda el blues “Madrid”.

Volviendo a “La última montaña” Antonio tocó sólo con su guitarra “Ya se fue la luz” y el ambiente relajado y reflexivo continuó con “No somos dueños de nadie”, otra vez con Moris presente, en un tema en el que se destacó el teclado impreso por Lolo Micucci.

El ambiente volvió a levantar temperatura en el bloque final del show, en donde se entrelazaron clásicos y novedades.

La banda completa, luego de ser presentada, se lanzó con la vigorosa “Ciudad extraña”, generando otra ovación de los espectadores. Inmediatamente volvieron a su anterior disco juntos con “Civilización” primer single de aquel cd.

Pese a haber sido mitad de semana se sabe que siempre hay un momento en cada recital de Moris que todo se convierte en sábado … a la noche. “Dale” gritó el Sr Rock Presente antes de terminar con la calma de la intro de ese éxito de su etapa española. En el estribillo explotaron en un canto amortiguado por barbijos todos los presentes alucinando que era sábado a la noche y que estaban listos para gastar el sueldo ganado que relata la canción.

“¿El Oso está por ahí?” preguntó Moris, y no se hizo esperar ese clásico compuesto a pedido de una maestra jardinera más de medio siglo atrás y que es una de las creaciones clásicas por las que todos reconocen a Moris.

Como cerrando el círculo el último tema fue el mismo con el que empezó el concierto y también el primer tema que conocimos de este nuevo disco, que prometen tendrá una edición física en vinilo próximamente, de modo que se despidieron en tan celebrada noche con “Porque el sol”.

En este nuevo disco el concepto de “Familia canción” se extendió más allá de Moris y Antonio y desde la tapa del por ahora álbum digital se puede ver una ilustración de Inés González Fraga, esposa de Moris desde 1967 y madre de Antonio y José Birabent. También la familia se extiende en ocasiones presenciales como la del miércoles pasado; en un stand en la puerta del Anfiteatro junto a Inés se encontraba Oliverio Birabent, hijo de Antonio, vendiendo los discos independientes producidos en los últimos años.




Con lápiz, papel, guitarra y un muy buen equipo de músicos, arregladores y productores se fue erigiendo esta nueva montaña casi como un secreto a lo largo de algunos meses del año pasado. La montaña fue digital. La semana pasada la montaña se materializó en vivo. Seguramente en unos meses la montaña quede plasmada en un soporte musical, para quienes queremos tener el disco físico buscando el sonido más fiel de la obra concebida por los artistas. Ante el lleno total del primer recital se habla de que puede haber una nueva función en un par de meses; allí será la cita con la nueva montaña en directo.



La última montaña es la del título, la otra que espere un rato muy largo; para la última no hay ningún apuro.

Sebastián Matatagui

 

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